SEüL. Corea del Norte anunció el jueves sus condiciones para reanudar el diálogo con Corea del Sur y Estados Unidos, exigiendo fundamentalmente que se retiren las sanciones de la ONU, lo que hace poco probable un regreso a la mesa de negociaciones, pero permite disminuir ligeramente la tensión en la península.

«Las exigencias de Corea del Norte son totalmente incomprensibles. Es absurdo», reaccionó Cho Tai-Young, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores surcoreano.



«Nosotros pedimos encarecidamente al Norte que deje de plantear exigencias tan incomprensibles y que tome decisiones juiciosas, como se lo hemos pedido en varias oportunidades», agregó.

La Comisión de Defensa Nacional norcoreana pidió el jueves «la retirada de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, elaboradas por motivos grotescos».



También exigió el fin de las maniobras militares conjuntas realizadas por Estados Unidos y Corea del Sur en el sur de la Península Coreana.

Desde hace varias semanas, Corea del Sur y Estados Unidos efectúan sus maniobras militares conjuntas anuales, lo que como todos los años encoleriza a las autoridades norcoreanas, para las cuales se trata de un ensayo general de una invasión a su territorio.

Después de un tercer ensayo nuclear norcoreano el 12 de febrero, y un nuevo anuncio de sanciones de la ONU contra Pyongyang, la tensión aumentó considerablemente en la Península Coreana.

Las condiciones para una reanudación del diálogo son ahora el tema dominante, después de varios días pasados con el temor a un nuevo disparo de misil por el Norte, cerca del décimo aniversario del nacimiento del fundador del país, abuelo del actual dirigente Kim Jon-Un, el 15 de abril.

El ejército norcoreano se limitó a lanzar un ultimátum a Corea del Sur, agregando que si las autoridades surcoreanas querían verdaderamente un diálogo y negociaciones, «deberían presentar excusas por todas las acciones hostiles a Corea del Norte».

Los analistas destacan que el tema del diálogo ha reemplazado poco a poco en los últimos días las amenazas de ataques nucleares en la retórica, a veces incendiaria, de Pyongyang.

«No creo que Pyongyang espere que se cumplan esas condiciones», declaró Yang Moo-Jin, profesor de la Universidad de Estudios Norcoreanos en Seúl. «Es una forma de mostrar su fuerza al comienzo, en una lucha encarnizada, pero esto señala que existe un deseo de diálogo», añadió.

Daniel Pinkston, un experto en Corea del Norte del International Crisis Group, opina que Pyongyang no tiene intenciones de suavizar su posición. Para el Norte, lo único importante es ser reconocido como una potencia nuclear, un estatuto inaceptable para Estados Unidos y sus aliados, según este analista.

«¿Entonces de qué están hablando? El Norte se ha comprometido. Ha quemado sus últimos cartuchos. Todo cambio de posición se efectuaría únicamente a un costo inmenso para el régimen a nivel interno», dijo.

«Permanecemos en una situación que conduce a una colisión. Esto no terminará bien», advirtió.

La nueva presidenta de Corea del Sur, Park Geun-Hye, y el secretario de Estado norteamericano John Kerry, durante su reciente visita al noreste asiático, destacaron que una reanudación del diálogo se haría únicamente si Corea del Norte «cambiaba su comportamiento» y respetaba sus obligaciones internacionales, fundamentalmente con respecto a su programa nuclear.

Park Geun-Hye había prometido durante su campaña electoral suavizar la posición del Sur respecto al Norte después de años de una política intransigente llevada a cabo por su predecesor. Sin embargo, su llegada oficial a la jefatura del Estado coincidió con el ensayo nuclear norcoreano.

El miércoles, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió al Norte a «tomar en serio» la oferta de diálogo del Sur con respecto al futuro del complejo industrial intercorano Kaesong.

Pyongyang prohibió a los surcoreanos el acceso a ese complejo, situado en su territorio, a unos 10 km de la frontera, desde el 3 de abril. También retiró a sus 53.000 empleados.

AFP