El colágeno es una sustancia que nuestro cuerpo produce, pero que con el paso del tiempo perdemos. Esta proteína se localiza entre la epidermis y los músculos, y juega un papel muy importante a la hora de mantener la tersura de la piel y firmeza de los músculos. Constituye casi el treinta por ciento del total de contenido proteínico del cuerpo humano, por lo que su presencia es determinante en el estado de la piel tanto del rostro como del cuerpo.
Con el paso del tiempo, la producción de esta proteína por parte de las células que la generan se reduce. A los 40 años producimos la mitad de colágeno que en la adolescencia, con el consecuente envejecimiento y pérdida de flexibilidad de los tejidos de los que forma parte. Este envejecimiento puede ralentizarse mediante una dieta rica en esta proteína. Sin embargo, nuestra dieta actual es muy pobre en colágeno.
Además, no todo el colágeno que comemos es utilizado por nuestro organismo con la misma eficacia y rapidez. El colágeno es una molécula grande y compleja, de difícil absorción por el aparato digestivo. Si lo ingerimos crudo, prácticamente no se aprovecha e incluso puede provocar digestiones largas y pesadas, originando flatulencia y malestar.
Muchos de los alimentos con un alto contenido en colágeno, presentan perfiles nutricionales poco recomendables para una dieta diaria, bien sea por su alto contenido en grasa o en azúcares. Estos problemas se eliminan cuando el colágeno ha sido completamente desgrasado y predigerido (hidrolizado) mediante un intenso proceso de cocción que lo solubiliza, aumentando su disponibilidad para ser utilizado por nuestras células.
Por esta razón es importante que conozcamos los alimentos que realmente nos van a ayudar a evitar este envejecimiento de la piel por falta de colágeno. Antes de nada debemos tener en cuenta que es un componente que se encuentra únicamente en los animales y en ciertos pescados, ya que el colágeno forma parte de las articulaciones y de muchas de las fibras de origen animal.
La principal fuente de colágeno es la gelatina 100% animal, ya que ésta se obtiene directamente de las médulas animales. Es un alimento que debe consumirse habitualmente, pues además de contener altas cantidades de colágeno es bajo en grasas y calorías. Este aporte de colágeno no solamente va a ayudar a nuestro rostro, sino que es útil para mejorar la salud de las articulaciones, que también están formadas por colágeno.
Otras de las fuentes ricas en colágeno son las carnes animales como el cordero, las patas de cerdo, el bacalao, el salmón… Ya que parte de su estructura es gelatinosa, de hecho al calentarse suelen soltar una especie de líquido pegajoso que en su mayoría es colágeno que nos servirá de ayuda para el buen mantenimiento de nuestras fibras y el fortalecimiento de la piel.
Otro factor importante son los tratamientos dermatológicos y cosméticos a base de colágeno pues son indispensables para combatir el proceso inexorable de la edad y retrasar sus efectos sobre la piel. Estos tratamientos, a base de cremas, lociones, geles y mascarillas contribuyen a que la piel permanezca suave y elástica, evitando la aparición prematura de arrugas y deterioro cutáneo.
Su finalidad principal es renovar los tejidos conjuntivos, reforzando la capacidad de hidratación y retención de agua en el interior de las células, lo cual proporciona un buen estado a la epidermis. Deben ser utilizados a partir de los veinticinco años, para prevenir las arrugas y un envejecimiento prematuro.
Cuánto más puro sea y más calidad tenga el producto en cuestión, mucho mayor será la regeneración de los tejidos. En el mercado y la industria cosmética existen infinidad de ellos apropiados para cada tipo de piel específico.
Por Estefani Campos