El cuerpo de Michael Jackson no tenía señales que hicieran temer una muerte prematura, dijo el lunes el forense que examinó el caso tras el fallecimiento del artista en 2009, en un juicio civil en Los Ángeles entablado por su familia contra una promotora de conciertos.
«No hay ningún indicio a partir de la autopsia de que hubiera nada anatómicamente mal en el cuerpo de Michael Jackson que hubiera podido conducir a su muerte prematura», dijo el forense Christopher Rogers al iniciarse la segunda semana del juicio de la familia Jackson contra la promotora AEG Live.
En la multimillonaria demanda de Katherine Jackson, la madre de 82 años del «rey del pop», contra la promotora AEG Live, que organizaba los conciertos para los que ensayaba Jackson al momento de su muerte, la familia reclama a la empresa haber exigido demasiado del artista.
Los abogados de los Jackson buscan probar que AEG Live quería a toda costa mantener activo a un enfermo Michael Jackson para que cumpliera con su calendario de conciertos, lo cual ulteriormente habría causado su fallecimiento prematuro el 25 de junio de 2009 por una sobredosis de fármacos.
En 2011, el médico de Jackson, Conrad Murray, fue condenado por el homicidio involuntario del cantante, debido a que le infundió una dosis fatal del anestésico propofol para aliviar el insomnio crónico del artista.
En este segundo caso, la familia acusa a AEG Live de actuar con negligencia al contratar a Murray para que cuidara de Jackson.
Interrogado por el abogado Michael Koskoff, que trabaja para la familia Jackson en el juicio que durará más de tres meses, el forense Rogers subrayó que el artista no sufría arteriosclerosis, lo que es poco común para un hombre de 50 años en Estados Unidos.
Rogers mostró también la fotografía en blanco y negro del delgado cuerpo desnudo de Jackson, visto desde arriba, cuando fue enviado a la oficina forense. Pesaba 61 kg.
El informe forense, que ya había sido hecho público en 2010, registró señales de que Jackson se había tatuado los labios de rosado y las cejas de negro. Tenía además un tatuaje oscuro que partía desde el crecimiento del cabello en la frente hasta la mitad del cráneo.
Además de cicatrices que indicaban pasadas cirugías estéticas, también se hallaron diferencias de pigmentación en la piel, que fueron clasificadas como indicios de vitiligo -una enfermedad cutánea común en la población negra-. Pero el análisis de sus órganos internos no mostró señales de otra enfermedad.
De acuerdo al toxicólogo Dan Anderson, quien también testificó este lunes, Jackson tenía tanto Propofol en el cuerpo como si hubiera sido sometido a una cirugía mayor.
Anderson halló en la sangre del corazón del cantante 3,2 microgramos por mililitro de propofol, además de efedrina, lidocaína y los ansiolíticos lorazepam, midazolam y diazepam.
«Es un nivel compatible con una anestesia para una cirugía mayor», señaló el toxicólogo.
El toxicólogo también destacó la ausencia de alcohol, barbitúricos, Demerol y drogas en el sistema del cantante al momento de morir.
La defensa de AEG Live buscará probar que la decisión de contratar a Murray fue responsabilidad de Jackson, quien causó su propia muerte debido a su adicción a los medicamentos.
AFP