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ESTADOS UNIDOS, Mientras otras empresas promueven campañas que intentan derribar la idea subjetiva de que la belleza sólo se encuentra en cuerpos delgados, el director ejecutivo de la tienda norteamericana Abercrombie & Fitch, Mike Jeffries, causó revuelo por expresiones recientes en las que aseguran que no quiere que personas sobrepeso usen su ropa ni sean vistas comprando en sus tiendas.



El portal Business Insider informa que el coautor del libro “Las nuevas reglas del comercio minorista”, Robin Lewis, aseguró que a Jeffries “no le interesa que personas de gran tamaño compren o visiten sus tiendas, sólo quiere a personas delgadas y hermosas. Tampoco quiere que sus clientes vean a personas menos atractivas que ellos lucir su ropa. La gente que lleve su ropa debe poder sentirse a la moda.”

Las alegaciones de Lewis sobre Jeffries, además de estar sostenidas por la ausencia de tallas XL y XXL en la reconocida tienda de ropa, se pueden reafirmar en una entrevista que data del año 2006, en la que el director ejecutivo le expresó a la revista digital Salon, que su negocio se basó alrededor del atractivo sexual. Incluso, va más allá y asegura que ni siquiera contrata empleados “feos” para trabajar en sus tiendas.



Destaca El Nuevo Día de Puerto Rico que las declaraciones del director ejecutivo generaron revuelo en las redes sociales.

“La gente atractiva atrae a otra gente atractiva. Es por eso que sólo empleamos personas hermosas. ¿Nos hace esto una compañía exclusivista? Absolutamente”, declaró.

Tras las problemáticas expresiones de Jeffries, miembros de las diferentes redes sociales y comunidades de la Internet manifestaron su repudio hacia lo expresado. Otro fueron más allá, como es el caso de la estadounidense Amy Taylor, quien le dedicó al director ejecutivo una carta abierta que se propagó rápidamente a través de la red social Twitter. Asimismo, en el Huffington Post varias blogueras aprovecharon el medio para escribirlecartas al CEO expresando su repudio a los comentarios. Andrea Neusner, por ejemplo, le escribió que ninguna de sus tres hijas -a quienes describe como delgadas, atractivas y populares-, volverán a utilizar la ropa que se vende en sus tiendas y que desecharán la que actualmente ocupa sus armarios.