El miércoles se cumplen tres años desde que el músico Gustavo Cerati sufrió el accidente cardiovascular al término de aquel concierto en el campo de fútbol de la Universidad Simón Bolívar de Caracas.
Hoy, su familia sigue esperando que el músico despierte con energías positivas que le brindan todos los días en la clínica Alcla. Esperan un nuevo parte médico esta semana, sin grandes novedades, más que la notificación de que el músico se encuentra estable y que sus órganos funcionan bien.
Tanto su madre, Lilian Clark, sus hermanas, Estela y Laura y su tía Dora, son las mujeres que desde hace tres años han acompañado a Gustavo. Hoy él mantiene una rutina que comienza todos los días cuando a las 9 de la mañana las enfermeras entran a su habitación para levantarlo y sentarlo en un sillón especial que tiene frente a su cama.
Luego recibe todo tipo de estimulaciones que hacen mover algunos músculos de su cuerpo. Allí, lo visten. Le ponen zapatillas, un pantalón y remera. Por la tarde, repiten la operación de sentarlo y lo dejan ahí hasta las ocho de la noche. De tanto en tanto, lo afeitan y hasta su peluquero y amigo personal, Oscar Fernández, fue a cortarle el cabello más de una vez, informa diarioveloz.com, en su portal.
Cuando alguien le pide que trague saliva y él lo ha. Todo se prueba a la hora de estimularlo: en una ocasión se le llevó un casete con la voz de su padre, que era locutor. Contaron sus familiares que la voz de su padre hizo que subieran de golpe las pulsaciones del músico: «Escuchar, escucha, lo que no sabemos bien es cómo lo procesa. Él tiene mucha fuerza, lo va a lograr», dicen.