WASHINGTON. Los alimentos industriales y la comida rápida en Estados Unidos son demasiado salados pese a los llamados de los médicos para regular el uso de este condimento cuyo consumo excesivo se vincula a 150.000 muertes anuales, dijo el lunes un estudio.
«La investigación muestra que la industria alimentaria es lenta para responder y ha introducido muy pocos cambios» en las dosis de sal de cocina contenidas en los alimentos, indicó el doctor Stephen Havas, profesor de medicina preventiva en la Universidad Northwestern (Illinois, norte), principal autor del estudio.
De 2005 a 2011, la cantidad de sal de cocina de 402 productos alimenticios industriales disminuyó alrededor de 3,5%, pero aumentó 2,6% en 78 otros productos, es decir, muy pocos cambios en el transcurso de este período, según mostró el estudio.
«El problema no se resolverá sin que el gobierno federal intervenga para proteger la salud pública», estimó Havas, y agregó: «La cantidad de cloruro de sodio debe estar regulada».
Cerca de 90% de la población estadounidense desarrolla hipertensión arterial, cuya principal causa es una dieta demasiado salada, señaló el estudio publicado en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA).
La hipertensión aumenta el riesgo de ataques cardíacos y de accidentes cerebrovasculares, a menudo mortales o que causan graves secuelas.
Sin embargo, «los altos niveles de sal son usados por la industria alimentaria para ocultar el sabor de los ingredientes que no son con frecuencia de la mejor calidad», dijo Havas.
«Además, los alimentos salados dan sed y hacen que se beban más refrescos y alcohol, lo que también beneficia a la industria», añade.
Un estadounidense consume una media de casi dos cucharaditas de sal por día, lo que es significativamente más alto que la cantidad recomendada por la Asociación Cardiológica Americana de tres quintas partes de una cucharadita o 1.500 miligramos máximo.
Cerca del 80% de la ingesta diaria de sal de cocina en Estados Unidos proviene de alimentos procesados o de la comida de restaurantes y muy poco de lo que se añade a la comida preparada en casa, de acuerdo con esta investigación.
AFP