En todo el mundo se consumen 1.900 especies de insectos, la mayoría de ellos en África y Asia.
Naciones Unidas acaba de sugerir que extender esta práctica a países occidentales podría ayudar a combatir la obesidad y mejorar el medioambiente; y combatir, al mismo tiempo, el hambre en el mundo.
La idea la ha sugerido del departamento forestal de la FAO (la organización de la ONU para la alimentación y la agricultura), durante una Conferencia Internacional sobre Nutrición y Seguridad Alimentaria en Roma (Italia).
«En las culturas occidentales tenemos prejuicios y pensamos que como los insectos se comen en países en desarrollo no pueden ser buenos», admite Arnold van Huis, de la universidad holandesa de Wageningen, y autor de uno informe que defiende esta tesis.
Este documento defiende que muchas especies de insectos contienen la misma cantidad de proteínas y minerales que la carne y el pescado, pero además son ricos en algunos ácidos grasos que han demostrado sus beneficios para la salud.
Eva Muller, representante de la FAO, ha recordado que cada vez son más los restaurantes occidentales que incluyen insectos en sus cartas; como los saltamontes del danés Noma, considerado el mejor restaurante del mundo. Pero además de ayudar a combatir la epidemia de obesidad en los países industrializados (que afecta ya a 500 millones de personas), la FAO considera que el consumo de insectos supondría un menor daño ecológico, ya que su producción requiere menos tierras y emisiones de gases a la atmósfera.
Destaca Elmundo de España que por si fuera poco, la FAO sostiene que popularizar los insectos a la mesa supondría una interesante oportunidad de negocio en comunidades rurales en países en desarrollo.