Una nave rusa con 45 ratones y 15 lagartos a bordo, junto a otros pequeños animales, regresó el domingo de una misión de un mes en órbita con información que los científicos esperan abra camino a un vuelo habitado a Marte.
El centro de control ruso indicó que la nave espacial Bion-M aterrizó suavemente con la ayuda de un sistema de paracaídas especial en la región de Oremburgo, a unos 1.200 km al sureste de Moscú.
La nave también transportaba caracoles, pequeños roedores, algunas plantas y microflora. No se indicó en un primer momento cuantos animales sobrevivieron.
Valery Abrashkin, director del programa del centro de investigación espacial TsSKB, indicó cuando despegó la misión en abril que el estudio tenía como objetivo determinar cómo se adaptan los cuerpos a la ingravidez «para que nuestros organismos sobrevivan en vuelos muy largos».
Un laboratorio de investigación móvil fue desplegado cerca del lugar en el que aterrizó la cápsula para hacer un rápido análisis de la respuesta de los animales a su viaje y a su regreso a la Tierra.
Los científicos apuntaron a la necesidad de utilizar animales porque eran sometidos a unos experimentos imposibles de realizar en los humanos que se encuentran actualmente operando en la Estación Espacial Internacional (ISS) .
Hace tiempo que Rusia mira a Marte y ahora se fija el año 2030 como fecha para empezar a crear una base en la Luna para volar al planeta rojo.
Pero problemas recientes de su programa espacial -incluido el fracaso del satélite de investigación que Moscú trató de enviar a una de las lunes de Marte el año pasado- han puesto en dudo el futuro de las exploraciones rusas.
AFP