Los adultos que hayan sobrevivido a un cáncer cuando eran niños tienen tasas más elevadas de sufrir enfermedades crónicas, revela un estudio publicado este martes en la revista del Journal of the American Medical Association (JAMA).
Este análisis realizado sobre más de 1.700 adultos sobrevivientes de un cáncer infantil, diagnosticados y tratados entre 1962 y 2001, muestra una prevalencia de enfermedades crónicas acumuladas de 95,5% a los 45 años y de 93,5% a los 35 años después del diagnóstico.
A la edad de 45 años, un 80,5% sufrían de una enfermedad vinculada con alguna incapacidad.
Los investigadores del hospital de niños Saint Jude en Tennessee (sur) y de la facultad de medicina de la Universidad de Tennessee constataron que los problemas observados más frecuentemente se relacionaban con las funciones pulmonares, auditivas, del sistema glandular, de reproducción, neurocerebral y cardíaco.
A los 50 años, un 81,3% sufrían de mal funcionamiento pulmonar, un 86,5% de sordera, un 76,8% de mal funcionamiento de la hipófisis, la glándula que juega un papel clave en el sistema endocrino y un 21,6% de cardiopatía como resultado de la disminución de la alimentación sanguínea del corazón por obstrucción de los vasos.
Entre los problemas cardíacos un 83,5% de los casos estaban relacionados con las válvulas cardíacas.
En las mujeres, un 31,9% sufrían un fallo en sus ovarios y un 40,9% desarrollaron un cáncer de mama, precisan los autores del estudio.
Las anomalías hepáticas, del esqueleto y de los riñones eran menos frecuentes con una tasa inferior al 20% en el grupo estudiado.
«Las terapias para curar los cánceres infantiles produjeron una población creciente de adultos con un riesgo elevado de desarrollar problemas de salud que parecen aumentar con la edad», escriben los autores de esta investigación.
«La prevalencia de los efectos tóxicos vinculados al cáncer o a su tratamiento en los niños no han sido bien estudiados» y requieren más investigación, estimaron.
afp