El aventurero estadounidense Nik Wallenda comenzó el domingo a caminar la cuerda a lo largo de una garganta al este del Gran Cañón, a 460 metros de altura y sin arnés ni red de protección, para sumar su octavo récord mundial.
Tras rezar una plegaria junto a su familia, el acróbata de 34 años puso un pie en la cuerda de cinco centímetros de diámetro y 426 metros de largo a lo largo de 426 metros sobre la garganta del río Little Colorado, en el parque nacional indígena Navajo en Arizona, en el extremo este de la falla geológica.
«Jesús, gracias Jesús, gracias Señor (…) ayúdame a relajarme, Señor, gracias padre; Dios, eres tan bueno; cuánto te amo, Jesús», se escuchaba a Wallenda repetir, en una continua oración, mientras avanzaba lentamente desafiando el viento y la altura.
«Los vientos son mucho peor de lo que esperaba», dijo unos seis minutos después de iniciar la caminata.
Se espera que la hazaña, que comenzó cerca de las 18H30 locales (01H30 GMT) y es transmitida en vivo por el canal Discovery en 219 países, le tome al coleccionista de marcas mundiales unos 25 minutos.
El equilibrista, que está armado de varias cámaras y micrófonos, se enfrenta a ráfagas que pueden llegar a los 77 km/hora. El viento se escuchaba claramente a través de los micrófonos y se lo veía golpear su camiseta azul.
En un estresante momento a medio camino, Wallenda pareció perder el equilibrio y se acuclilló para recuperarse. Agradeciendo a Dios, reemprendió la caminata unos segundos después.
A diferencia del año pasado, cuando rompió su séptimo récord mundial al caminar las cataratas del Niágara sobre una cuerda, esta vez Wallenda no lleva un arnés ni ninguna malla de protección podría protegerlo de una caída.
«Tienes 16 minutos sobre la cuerda, vas bien», le dijo, desde tierra firme, su entrenador.
«No tienes que decirme cuánto tiempo llevo en la cuerda», replicó Wallenda, miembro de séptima generación de la célebre familia circense de aventureros Flying Wallendas.
«Gracias Señor, gracias canal Discovery por creer en mí», dijo cuando ya había cumplido tres cuartos del trayecto.
El acróbata, que comenzó a planear esta caminata hace cuatro años, comenzó su entrenamiento en Florida (sureste) hace varias semanas, durante las cuales caminó a lo largo de una cuerda de 300 metros de largo y rodeado de máquinas de viento que simulaban ráfagas de hasta 80 km por hora.