LONDRES. El Reino Unido podría convertirse en el primer país del mundo que autoriza un tratamiento de fertilidad que utiliza material genético de tres personas para evitar ciertas enfermedades hereditarias incurables, tras recibir el respaldo del gobierno.
El ministerio de Sanidad británico se encargará de redactar las nuevas normas que regirán la polémica técnica de reproducción asistida popularmente llamada de los «tres padres» y las someterá a una consulta pública antes de presentarlas al parlamento el año que viene.
La técnica, destinada a evitar que las madres transmitan a sus bebés graves enfermedades genéticas como algunas miopatías, consiste en reemplazar el ADN mitocondrial anómalo del óvulo materno por el ADN mitocondrial sano proveniente de una donante.
«Los científicos han desarrollado nuevos procedimientos innovadores que pueden detener la transmisión de estas enfermedades, lo que da esperanzas a muchas familias que buscan prevenir que sus futuros hijos las hereden», declaró la asesora médica del gobierno británico, Sally Davies.
«Es correcto que busquemos introducir este tratamiento que puede salvar vidas lo antes posible», agregó. «Lo que vamos a hacer ahora es empezar a desarrollar la regulación, a consultar sobre ella para luego llevarla al parlamento».
Si llegara aprobarse, se estima que entre cinco y 10 bebés podrían beneficiarse cada año de esta técnica.
Uno de cada 200 bebés nacidos en el Reino Unido es portador de una mutación mitocondrial susceptible de provocar problemas neurológicos, musculares o cardíacos, así como ceguera, sordera o diabetes, y uno de cada 6.500 está gravemente afectado y puede desarrollar una enfermedad incurable e incluso potencialmente mortal.
Investigadores de la Universidad de Newcastle (noreste de Inglaterra) han desarrollado dos procedimientos diferenciados de reemplazo mitocondrial en laboratorio, pero no han podido ensayarlos en humanos porque está formalmente prohibido por la Ley de Fertilización Humana y Embriología de 2008.
Su legalización mediante una normativa que complementaría la ley actual, además de ser inédita, constituiría un cambio radical porque en la materia porque por primera vez permitiría alterar la línea germinal humana.
Los bebés nacidos mediante estos procedimientos compartirían ADN con tres personas, sus padres y la donante, aunque la contribución de esta última equivaldría a menos del 1% del total.
Sin embargo, se parecerían sólo a sus padres porque las características humanas están codificadas en el ADN del núcleo de la célula.
Una consulta llevada a cabo a finales del año pasado por la Autoridad sobre Fertilización Humana y Embriología (HFEA) británica halló que un 56% de las personas interrogadas veían «muy» o «bastante» positivamente esta evolución.
El profesor Doug Turnbull, director del Centro Wellcome Trust de Investigación Mitocondrial de la Universidad de Newcastle, calificó el respaldo del gobierno de «excelente noticia» para las familias con esta enfermedad.
«Estoy encantado de que el gobierno esté avanzando con la publicación de un borrador de proyecto de reglamentación este año y una versión final para el debate en el parlamento el que viene», declaró.
Pero el anuncio suscitó de inmediato las primeras críticas. Josephine Quintavalle, del grupo Comment on Reproductive Ethics (Core), dijo esperar que una mayoría del parlamento rechace la iniciativa y «la investigación y la inversión se concentre en soluciones éticas internacionalmente aprobadas a las enfermedades mitocondriales».
El doctor David King, director de la organización independiente opuesta a la clonación Human Genetics Alert, opinó que estas técnicas «cruzan una línea ética crucial, acordada por gobiernos en todo el mundo, de que no debemos alterar genéticamente a los seres humanos».
Según él, aventurarse más allá de esta frontera desconocida para que «10 madres por año puedan cumplir su deseo de estar genéticamente relacionadas con sus hijos» es «éticamente inaceptable» y allana el camino para la aparición de un «mercado eugenésico de bebés de diseño».
AFP