WASHINGTON. El fracaso del nuevo ensayo del escudo antimisiles estadounidense el viernes pasado no pone en duda el despliegue de este tipo de sistema de defensa en Alaska para proteger al país contra un posible ataque de Corea del Norte, dijo ayer el portavoz del Pentágono, George Little.
«No hay un cambio en el plan de expansión a (un total) de 44 interceptores basados en tierra», dijo Little, quien apeló a no sacar conclusiones sobre todo el sistema de defensa antimisiles sobre la base de una única prueba.
El Pentágono anunció en marzo que iba a desplegar 14 misiles más en Fort Green (Alaska, noroeste) antes de 2017, que se sumarían a los 30 que están ubicados en esta base militar y en el centro de operaciones de Vandenberg, ubicado en California, lo que representa un incremento del 50% de las cabezas antimisiles que hay en el continente.
El viernes, un ensayo del sistema de defensa antimisiles lanzado desde Vanderberg no logró su objetivo de interceptar un misil balístico disparado desde la base militar estadounidense de Kwajalein, en las Islas Marshall.
«La prueba del viernes no fue un éxito y estamos revisando qué falló, debemos ir hasta el fondo del problema», admitió Little, quien reafirmó la confianza del Pentágono en el sistema antimisiles estadounidense.
Los cuatro ensayos de este sistema efectuados desde 2010 han fracasado y si bien las pruebas realizadas hace tres años incluían un nuevo tipo de disparador, los dos ensayos realizados este año tienen las mismas características del escudo activo en la actualidad.