CANCÚN. Una mujer mexicana se encuentra instalada desde hace 10 días en el aeropuerto del balneario turístico de Cancún (este de México) sin que se conozcan los motivos por los que permanece allí, constató ayer la AFP.
Marcela Silvia Montaño, de 45 años y que llegó el 30 de junio a esa terminal aérea, permanece la mayor parte del tiempo en un área de documentación, acostada sobre mantas en el rellano de un extinguidor de fuego y con una chaqueta doblada como almohada.
Protegida por un carrito de equipaje, que contiene parte de las siete maletas que lleva con ella, la mujer lo patea cada vez que alguien se le acerca.
Montaño, quien luce bien vestida, maquillada y por momentos usa gafas oscuras, ya fue plenamente identificada por las autoridades del aeropuerto del balneario caribeño.
«Hemos solicitado ayuda a la policía federal para que busquen a sus familiares», dijo a la AFP Eduardo Rivadeneira, vocero del aeropuerto internacional de la turística Cancún.
La directiva de la terminal aérea vigila que la mujer «esté bien, que conserve sus pertenencias y que no haga ningún daño a nadie», señaló el vocero, que únicamente apuntó que Montaño llegó en un vuelo desde Estados Unidos, sin identificar la ciudad de procedencia.
Diagnosticada por un médico del aeropuerto con un padecimiento mental, la mujer habla y grita al aire en diferentes idiomas.
«¿Acaso no tienes un novio, un esposo, algún niño que necesites ver o atender?», gritó arisca cuando se le pregunta porque permanece allí.
La mujer, que según las autoridades tiene pasaporte mexicano y es originaria de la Ciudad de México, ha dado tiempo para que empleados, policías y comerciantes del aeropuerto tejan todo tipo de hipótesis sobre los motivos que la llevaron a acampar en la terminal.
«Dicen que ya encontraron a un señor que era su esposo, pero que no le interesa y que sigan buscando a ver quién se hace cargo de ella», señaló un guardia de seguridad privada.
Por su parte, un empleado que atiende la caja de una de las cafeterías cree que «es argentina, perdió su documentación de migración y entonces pidió ayuda a los de su aerolínea pero no le hicieron caso».
Un empleado de limpieza aseguró que ya se le acabó el dinero y que no tiene que comer.
Este caso no es el primero de una persona que decide quedarse en una terminal aérea mexicana. A finales de 2008 un japonés llegó a vivir 117 días en el aeropuerto de la Ciudad de México por motivos que no se aclararon, aunque algunos empleados de la terminal lo atribuyeron a un conflicto amoroso.