Las guerras de Libia, Siria, Mali, Sudán y Congo son solo algunas de las contiendas que sacuden al mundo en pleno siglo XXI. A esto se suman otros focos de tensiones incesantes, como Afganistán y Pakistán, Nigeria e Irak, entre otros.
La ‘adicción’ a las guerras no es parte de la naturaleza de los humanos, según los antropólogos finlandeses Douglas Fry y Patrik Soderberg. En su estudio publicado por la revista ‘Science’ la semana pasada, analizaron a 21 sociedades nómadas primitivas y concluyeron que la conducta bélica era poco común entre los cazadores y recolectores errantes. El 55% de los incidentes de agresión mortal registrados tenía un único asesino y una única víctima y se debían a disputas personales. En 20 de las 21 sociedades, solo un 15% de los homicidios se debían a conflictos grupales. Según Fry, los actos de guerra se generaron mucho después, cuando aparecieron sociedades con una jerarquía compleja.
Cabe destacar que esta conclusión no coincide con las teorías más extendidas sobre la guerra. Algunas de ellas son las que les ofrecemos a continuación.
La agresividad es un instinto humano
La agresividad es un instinto de los humanos, según Sigmund Freud. El sicólogo británico John Bowlby no solo postuló en su momento que la guerra es parte inherente a la vida, sino que la tarea de un Estado es mantener el orden dentro de una sociedad dando salida a los brotes de la agresividad y energía acumulada en forma de conflictos armados con un enemigo externo.
Teorías económicas
Las teorías económicas son la explicación más popular del porqué la humanidad siempre está en guerra. Por más diferentes que sean, sus autores -desde Platón hasta los politólogos contemporáneos- coinciden en que una guerra, en primer lugar, es un intento de apoderarse de los mercados y recursos naturales de otros países. Algunos de los ejemplos más cercanos son Irak, Afganistán (un país extremadamente rico en cobre, oro, hierro, uranio y torio), y Libia, de donde el coronel Muammar Gaddafi en su momento expulsó a todas las compañías extranjeras que operaban en su territorio.
La guerra es un modo de distraer a la gente de los problemas internos
La guerra es un modo de redirigir la ira de la nación y distraer a la gente de los problemas internos que tiene, como, por ejemplo, una crisis económica. En esos momentos suelen llegar al poder personalidades con una voluntad muy firme y ambiciones enormes, como Napoleón o Hitler, ya que el pueblo suele considerarlos como personajes capaces de resolver sus problemas, según formularon en 1971 los sociólogos estadounidenses Joan Dalgleish y Maurice Walsh. Una gran parte de los analistas políticos contemporáneos explican con este motivo, por ejemplo, la permanente retórica bélica por parte de Israel (sacudido por la crisis del empleo), Irán (cuya situación es extremadamente vulnerable debido a las sanciones internacionales en su contra) o Corea del Norte.
La ‘teoría del predominio de la juventud’
Destaca RT que según algunos sociólogos, como Gaston Bouthoul, Gunnar Heinsohn y Samuel Huntington, entre otros, las guerras surgen, en primer lugar, en los países donde hay muchos varones jóvenes. Heinsohn calcula que el mayor riesgo surge cuando los jóvenes de entre 15 y 29 años de edad son un 40% de la población masculina del país, no tienen trabajo o tienen un salario muy bajo. Además, esta circunstancia se ve agravada en las sociedades en las que la religión tiene un gran peso, lo que obliga a muchos jóvenes a no mantener relaciones sexuales hasta el matrimonio, unión que, económicamente, no está al alcance de todos los sujetos. Según él, una vez combinados estos factores, surge un motín, una revolución, una guerra civil, un genocidio o un conflicto armado con otro país. Insiste en que esta es la causa principal del radicalismo islamista.