La UNICEF dio a conocer este miércoles el mapa del padecimiento infantil en el país caribeño, pese al crecimiento económico sostenido iniciado en 1996
El estudio realizado junto con el Ministerio de Economía dominicano encontró que sólo el 30% de los niños terminan la escuela primaria, y que apenas el 18% concluye la secundaria a tiempo. Y estos colegios también se encuentran en mal estado: casi la mitad no cuenta con agua potable, y un 60% no tiene sanitarios.
El presidente Danilo Medina ha prometido invertir 4% del Producto Interior Bruto (PIB) en educación, más que los gobiernos anteriores en una nación compuesta por nueve millones de habitantes.
Estas duras cifras se suman a las reveladas en enero del año pasado por el Ministerio de Trabajo de República Dominicana, que a través de un informe señaló que el 12% de los habitantes que tienen entre cinco y 17 años mantiene en una relación laboral informal o esporádica.
De esta forma, se estima que los niños que salen a trabajar para poder comprar comida a su familia y subsistir son alrededor de 305 mil.
Según denuncia el organismo, buena parte de los menores quedan envueltos en redes que operan dentro del país, dedicadas a la explotación del trabajo infantil, cuya mano de obra es de las más baratas.
Las autoridades indican que muchos niños trabajan en la construcción de grandes edificios en la ciudad de Santo Domingo. Y en las provincias de Barahona, Pedernales (suroeste) y Duarte (noreste) también se registra una alta ocupación infantil.
El gobierno dominicano expresó, durante la presentación, su intención de erradicar el trabajo de niños. En ese sentido, remarcó que abordará con «urgencia» las medidas necesarias para lograr, en 2015, eliminar las formas más inhumanas y en 2020 suprimirlo por completo, como lo establece la Agenda Hemisférica sobre Trabajo Decente.
Destaca AmericaInfobae que en República Dominicana, tres de cada 10 personas se hallan por debajo de la línea de pobreza, mientras que el ingreso bruto per cápita es de 8.600 dólares anuales, con un promedio acrecentado por las ganancias que deja el turismo en las playas caribeñas, pero que no es redistribuido a todas las capas de la población.
