WELLINGTON. El temor a un brote de botulismo que desencadenó la retirada de todas las existencias de productos lácteos de la neocelandesa Fonterra fue una falsa alarma y el público nunca estuvo en peligro, anunciaron este miércoles responsables de Nueva Zelanda.

El ministerio de Industrias primarias indicó que una serie de exámenes ordenados tras el pánico desencadenado por la medida que había decidido reveló que la bacteria detectada era clostridium sporogenes y no la potencialmente letal clostridium botulinum, como se temió inicialmente.



El grupo Fonterra, una cooperativa formada por 13.000 agricultores, anunció hace un mes que tres lotes de suero de leche, utilizado para fabricar leche para bebés y bebidas para los deportistas, contenían una bacteria que podía provocar botulismo, una intoxicación grave que causa parálisis y en algunos casos muerte.

Varios países, entre ellos China, Singapur, Malasia, Rusia y Arabia Saudí, tomaron rápidamente medidas para retirar la leche del mercado, aunque nunca se detectó ninguna víctima.



Fonterra es el mayor grupo lechero de Nueva Zelanda y produce 15.400 millones de litros al año, equivalentes al 89% de la producción del país, cuya economía se basa en gran parte en la agricultura.

AFP