Los estadounidenses gastaron 2.600 millones de dólares apostando en páginas web en 2012, según un estudio divulgado el martes por la industria de los juegos de azar, que intenta presionar al Congreso para que regule el juego en línea.
La Asociación Estadounidense de Juegos de Azar (AGA, por sus siglas en inglés), que impulsó el estudio, destacó la necesidad de una legislación federal para acabar con la situación de «ambigüedad» de las apuestas por internet.
El estudio, llevado a cabo por la firma H2 Gambling Capital, con sede en Reino Unido, halló que los estadounidenses tienen una participación significativa en el mercado global de apuestas en línea, de 33.000 millones de dólares, pese al limbo legal en que se encuentra la mayoría de las apuestas en internet.
Tras años de considerar las apuestas on-line ilegales, el gobierno de Estados Unidos modificó discretamente su posición a finales de 2011, cuando el departamento de Justicia determinó que solo las apuestas deportivas deberían prohibirse bajo una ley federal de 1961 conocida como Ley de Transferencia (Wire Act).
«Los estadounidenses participan en cerca del 10% del mercado global de las apuestas en línea en un momento en que el negocio es ilegal en todos los estados del país salvo tres. Es hora de que los legisladores establezcan las salvaguardas necesarias».
La asociación llamó a regular el póquer en línea en Estados Unidos mediante legislación federal, pero instó a «endurecerse fuertemente» contra la mayoría del resto de apuestas en internet para acabar con la «ambigüedad» de la ley.
Según la firma H2, los estadounidenses pasaron de gastar en póquer on-line 1.600 millones de dólares en 2006, cuando Estados Unidos prohibió las transacciones financieras para las apuestas en línea, a 219 millones el año pasado.
Otro factor que incidió en esta disminución fue la persecución de ejecutivos de importantes páginas web de póquer en 2011.
Para usar sitios de apuestas deslocalizados, la mayoría de estadounidenses necesitan aplicar técnicas para ocultar su ubicación y disponer de dinero en cuentas que estén fuera de Estados Unidos. AFP