El sacerdote polaco Wojciech Gil, acusado de violar a menores en República Dominicana, clamó su inocencia el viernes y dijo que sospecha que medios de la droga le tendieron una trampa, en una entrevista exclusiva con la televisión pública polaca TVP Info.
«Se usa a menudo a niños para distribuir droga. Nosotros pusimos un fin a eso, lo que pudo haber disgustado a alguien», indicó el cura, que vive en libertad condicional bajo supervisión en una casa familiar en el sur de Polonia.
«Me amenazaron varias veces» en República Dominicana, con un cuchillo en la garganta o por correo, declaró el sacerdote, de 36 años.
Según él, todas las piezas a convicción encontradas, según la prensa, en su casa en Juncalito cerca de Santiago (155 km al noroeste de la capital), entre ellas miles de fotografías de menores, son «falsas» y fueron colocadas en su casa cuando él estaba de viaje en Polonia.
«Se negaron a mostrarlas a mi abogado en República Dominicana», añadió.
Miembro de la congregación de San Miguel Arcángel, los superiores del padre Gil le suspendieron del sacerdocio y se le pidió que regresara a República Dominicana para «cooperar con la justicia» local. Pero, el cura desobedeció y permaneció en el pueblo de sus padres.
«No me darán la más mínima oportunidad de demostrar mi inocencia», explicó el viernes.
La fiscalía polaca, independientemente de la justicia dominicana, está investigando este caso.
«Si debo pedir perdón, es por mi ingenuidad, por una falta de responsabilidad en la confianza que tenía en la gente. No he hecho ningún daño a esos niños», declaró el cura.
La Iglesia de Polonia, país muy católico, se enfrenta a un escándalo de pedofilia que implica al sacerdote Gil y al arzobispo polaco Jozef Wesolowski, nuncio apostólico en República Dominicana, sospechoso también de delitos contra menores.
El papa Francisco destituyó de sus funciones de nuncio a Wesolowski, de 65 años, el 21 de agosto y le convocó al Vaticano.
Según la prensa dominicana y polaca, Wesolowski habría mantenido relaciones sexuales a cambio de dinero con menores en la «Zona Colonial», el centro histórico de Santo Domingo.
La semana pasada, el secretario general del Episcopado polaco, monseñor Wojciech Polakv, calificó este caso de «doloroso y difícil», aunque descartó la posibilidad de que la Iglesia polaca compense financieramente a las víctimas. AFP