Cocinar la comida en un horno favorece la conservación de los nutrientes propios de cada alimento en su interior, porque el calor seco a altas temperaturas (como es en este casos) forma una «costra protectora» que permite concentrar casi todos los nutrientes ya sean proteínas, vitaminas y minerales dentro de los alimentos.
Si deseas que las comidas que cocines al horno no se sequen demasiado, introduce en el mismo un recipiente con agua para que el ambiente se mantenga húmedo y los alimentos no se sequen tanto. Recuerda que para preparar una carne en el horno debe colocársele la sal después de la cocción para así evitar que pierda todos los jugos y los nutrientes.
En el caso de las frituras que es cuando introducimos alimentos en aceite empanizados o no a temperaturas de 180 grados centígrados, podemos notar rápidamente que la superficie del alimento cambia como si se caramelizara y limita las pérdidas de los nutrientes de su interior.
Los alimentos fritos son de alto nivel de placer, ya que son muy bien aceptados por los consumidores. Este tipo de cocción produce alimentos muy ricos en grasas y muchas veces de muy difícil digestión e incrementando de dos a tres veces las calorías de los mismos.
Como podemos ver ambas son maneras de cocción aprobadas y aceptadas, más en algunas culturas que otras según el país en el que se encuentren, pero lo que sí es que ambas nos darían sabores increíbles si las hacemos de la manera correcta.
Por Chef James Tahhan
Fuente: https://voces.huffingtonpost.com