Perder la juventud y la capacidad de cicatrización de las heridas siempre fueron de la mano, pero ¿a qué se debe? La culpa es del gen Lin28a, dicen los científicos estadounidenses.
En el nuevo estudio que ha permitido esta conclusión y fue publicado en la revista Cell, afirman que el Lin28a produce una proteína que juega un papel crucial en el crecimiento y desarrollo celular.
Según el autor principal, George Daley, de la Escuela de Medicina de Harvard, nuestra pérdida gradual del poder de cicatrización a medida que envejecemos, se debe a la disminución en los niveles de actividad del gen Lin28a.
El hecho de aislarlo e identificarlo es un paso crucial para la ciencia y la humanidad. «Suena a ciencia ficción, pero el Lin28a podría ser parte de un cóctel de curación que ofrecería a los adultos la reparación de los tejidos superiores, algo que ya se ha probado en animales jóvenes» dijo Daley en un comunicado de prensa.
Los científicos reactivaron de este gen en ratones y encontraron que la proteína del Lin28a acelera la regeneración de cartílago y hueso; ellos creen que estos efectos rejuvenecedores se producen por procesos metabólicos del organismo.
Otro gen de la juventud
El segundo estudio reciente, de la Universidad de Texas, en Dallas, dio resultados similares, pero con el gen IMP1, éste produce una proteína que se une a moléculas de ARN, y que promueve la renovación de las células madre.
Tanto el gen Lin28 como el IMP1 son muy activos en la infancia, pero su actividad disminuye con el tiempo. Durante el estudio, los científicos reactivaron estos genes en los roedores y encontraron que la curación de las heridas se produjo más rápido.
«Nuestros hallazgos apoyan el concepto de que la reparación de tejidos en mamíferos puede mejorarse sustancialmente mediante la ingeniería de la reactivación de los genes que regulan las etapas de desarrollo juvenil», declaró Daley.
En el futuro no muy lejano, la proteína que produce este gen podría ser utilizada en medicamentos para promover la reparación de los tejidos en los seres humanos, aseguran los investigadores.
Fuente Holadoctor.com