El trabajo, dirigido por la directora del centro, Lina Badimón, ha determinado que «la ingesta moderada de cerveza puede proteger frente a lesiones miocardias agudas asociadas al infarto».
La metodología empleada ha sido suministrar a las cobayas dietas ricas en colesterol y cantidades moderadas de cerveza con y sin alcohol durante diez días y luego inducir infartos.
A los animales a los que se le suplemento su dieta con cerveza en dosis moderadas equivalentes proporcionalmente al consumo de una o dos pintas en humanos manifestaron menor estrés oxidativo y apoptósis (muerte celular) como también una mejor fibrosis reparativa en el corazón.
El estudio concluye que la cerveza bebida en cantidades razonables puede mejorar el perfil lipídico y aumentar la calidad de las partículas de HDL, conocido popularmente como colesterol bueno.
El ácido fólico que contiene esta bebida tradicional de centroeuropa «es una vitamina esencial» para el sistema nervioso y la regeneración de las células, lo que «ayuda a regular los niveles de homocisteína». Además, el estudio ha establecido que la cerveza puede contribuir a la recuperación de pacientes que han sufrido infartos.
Tanto la cerveza tradicional como sin alcohol favorece la fibrosis reparativa del corazón dañado, lo que se traduce en un menor tamaño de la cicatriz y una mejora en el funcionamiento cardíaco global, según el estudio.
Consumo moderado
Se considera un consumo moderado la ingesta diaria de una o dos pintas en mujeres y de hasta tres en los hombres. También se recomienda la cerveza como ingrediente de una dieta equilibrada para deportistas .
Por su composición, las propiedades de sus ingredientes, sus características organolépticas y su bajo contenido en alcohol, puede favorecer una rápida y efectiva hidratación y evitar dolores musculares.
El estudio destaca que «otro de los mitos que hay que desterrar es el de que la cerveza engorda», puesto que una caña de 200 mililitros tiene «tan sólo» 90 kilocalorías y la sin alcohol 34 kilocalorías. Bebidas como el zumo de tomate o de naranja, la leche desnatada y la sidra contienen más calorías que la cerveza sin alcohol. La cerveza tradicional, con alcohol, es superada en calorías por el zumo de manzana y de piña, la leche entera, la horchata de chufas, el cava y el vino.
No obstante, se advierte de que los efectos beneficiosos para la salud van asociados a consumos moderados, no más de tres o cuatro cañas al día, porque si se aumentan estas cantidades se vuelve perjudicial.
Fuente: https://informe21.com