«Continuando una historia de sorprendente comportamiento, materia perteneciente al Cometa ISON ha aparecido en el otro lado del Sol, pese a no haber sido observado durante su aproximación», aseguró el Observatorio Solar de la NASA en su último blog.
Dos días después del paso de ISON cerca del Sol, el pasado 28 de noviembre, los científicos seguían debatiendo sobre si el polvo luminoso que se percibía en los telescopios simplemente se trataba de restos de su encuentro con el astro o era el núcleo del cometa en su trayectoria de alejamiento del sistema solar.
«Parece que una parte del núcleo de ISON ha logrado atravesar la corona solar, y volver a emerger», afirmó Karl Battams, uno de los científicos que siguió el recorrido del cometa.
ISON, visto por primera vez en septiembre de 2012 por astrónomos rusos, es un cometa especial que procede de la nube de Oort, una burbuja que rodea todo el Sistema Solar y que, se cree, está formada por los restos de la nebulosa que dio lugar al Sol y los planetas hace 4.600 millones de años.
El cometa, que lleva viajando desde hace al menos un millón de años, aumenta su velocidad a medida que se acerca al Sol, y se calcula que el momento de mayor velocidad es de 1,3 millones de kilómetros (828.000 millas) por hora, justo cuando gira alrededor del astro.
Nada más descubrirse, ISON destacó por su enorme brillo, considerando la gran distancia que le separaba del Sol, y desde entonces, astrónomos de todo el mundo esperaban divididos que el cometa pasara su primera prueba de fuego: el paso por el perihelio, el momento en que se acercara más al Sol.
Su futuro, ahora, es incierto.
«Ahora que ha resurgido y empezado a brillar, necesitamos observarlo por unos días para evaluar su comportamiento», indicó Battams.
Battams consideró a ISON como «uno de los cometas más extraordinarios» que hayan encontrado jamás, lo que, a su juicio, «corrobora lo hermoso, dinámico y asombroso» que es el universo.