Ya deberías saberlo a esta altura: ustedes dicen algo, pero nosotras escuchamos otra cosa. Esto es así desde que el mundo es mundo, así que ten mucho cuidado a la hora de hacerle un cumplido a tu chica. La frase que tú crees que la enamorará puede hundir el romanticismo. ¡Evita estos errores fatales!
Tú dices: “Qué linda que estás, estás justita”
Ella escucha: “Estoy casi obesa”
Verónica odia que su marido le dispare este no-cumplido: “¿Qué quiere decir con justita? ¿Que si engordo un gramo paso a ser un desastre? ¿Que ya no soy tan flaca como cuando me conoció? Ese supuesto piropo hace que mi autoestima viaje sin escalas hasta el último subsuelo”.
Tú dices: “Qué bien que estás para tu edad”
Ella escucha: “De chica eras tanto más linda”
A saber: “edad” y “belleza” son dos palabras que no debes, no puedes, mezclar en una misma oración si tu objetivo es halagar a una mujer. Ya bastante tenemos que lidiar con la depresión de notar los efectos de los años en el cuerpo como para que alguien nos recuerde que todo pasado fue mejor.
Tú dices: “Me encantan tus…”
Ella entiende: “Soy solo eso, ¿no?”
“Odio que mi novio me reduzca a unos buenos pechos”, protesta Adriana. A veces, una mujer necesita que resaltes sus otros atributos: su inteligencia, astucia, cariño u otras cualidades intelectuales, ¡para no sentirse un objeto sexual!
Tú dices: “Ese corte te hace parecer más grande”
Ella escucha: “Te acabas de echar 10 años encima”
Tal vez lo dijiste en un sentido positivo, de “madurez” y “seriedad”, pero nosotras leeremos otra cosa y una peluquera habrá perdido a su –hasta ayer– fiel clienta.
Tú dices: “Qué linda que estás, te maquillaste”
Ella escucha: “En la vida real eres un bicho”
Es preferible que le digas “tú no necesitas maquillarte para lucir bella todos los días”… ¡aunque probablemente no te creerá! Así de complicadas somos las mujeres.
Tú dices: “Nunca te vi tan flaca”
Ella escucha: “Antes eras un lechón”
Hay que evitar remarcar en exceso los resultados de la dieta que esté haciendo tu chica. Si ella observa que no sales de tu asombro ante lo delgada que está, empezará a creer que todo este tiempo estuvo gordísima.
Tú dices: “Eres tan inocente”
Ella escucha: “Eres tonta”
No nos gusta que nos “disminuyan” como si fuésemos sus hermanitas menores, ni que nos hagan sentir menos experimentadas que ustedes. La “inocencia” es una virtud… en la niñez. Ya en la adultez adopta un significado mucho más peyorativo.
Tú dices: “Me gusta una mujer con carne en sus huesos”
Ella escucha: “Eres más gorda que la media”
NUNCA menciones el peso de una mujer. Ni edad, ni gordura van de la mano con los cumplidos efectivos. Incluso en relaciones duraderas, piensa bien tus palabras antes de responder a la clásica pregunta: “¿Crees que estoy gorda?”. ¡Puedes despertar al monstruo!
Fuente: https://ar.mujer.yahoo.com