Santo Domingo. La sentencia 168-13 adoptada por el Tribunal Constitucional sobre la nacionalidad dominicana fue sin duda la noticia más importante del pasado año. Diversas personalidades, organismos internacionales como la Corte Interamericana de Derechos Humanos, La Comunidad del Caribe (CARICOM) y algunos mandatarios como es el caso del Presidente Venezolano Nicolás Maduro y su homologo cubano Raúl Castro han manifestado su oposición a la decisión tomada por este máximo tribunal de la República Dominicana.
En el caso de Nicolás Maduro quien se ofreció como mediador entre República Dominicana y Haití más tarde salió en una entrevista indicando que quien se mete con Haití se mete con Venezuela, agregando que los haitianos son sus hermanos mayores.
Raúl Castro, hermano de Fidel Castro y quien se encuentra al mando de Cuba actualmente dijo lo siguiente durante un acto celebrado para conmemorar el 55 aniversario del triunfo de la revolución de su país: ¨A nuestros hermanos haitianos jamás los abandonaremos¨.
Otras declaraciones que han recorrido al mundo son las del premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, el escritor reconocido mundialmente pidió al Papa Francisco que incluya dentro de los cambios que está realizando para modernizar la Iglesia, las destituciones de sus cargos de los arzobispos de Santo Domingo, Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, y el de Lima, Juan Luis Cipriani, prelado del Opus Dei, a su juicio por “cavernarios”.
Con relación a la destitución del Cardenal López Rodríguez, argumentó que el arzobispo de Santo Domingo “increíblemente está apoyando leyes racistas que privan de la nacionalidad dominicana a cerca de 200.000 dominicanos por ser hijos o descendientes de haitianos, algo que me parece totalmente incompatible con lo que debería de representar la Iglesia Católica”.
Anteriormente he fijado mi posición con relación a este caso, pienso que el hecho de que la ley se aplique de manera retroactiva viola la constitución misma, el artículo 110 de la Carta Magna, determina que “La ley solo dispone y se aplica para el porvenir, no tiene efecto retroactivo sino cuando sea favorable al que esté subjúdice o cumpliendo condena. En ningún caso los poderes públicos o la ley podrán afectar o alterar la seguridad jurídica derivada de situaciones establecidas conforme a una legislación anterior”.
Pero fuera de ahí entiendo que la decisión debe ser respetada, es una decisión de Estado a la cual el sistema que regulará los extranjeros en la República Dominicana deberá resolver, como así lo indica la sentencia misma del TC.
Si a la comunidad internacional le preocupa tanto la situación de sus hermanos haitianos deberían repartirse en sus respectivos países una cuota de nuestros vecinos y así contribuyen de manera directa en mejorar sus vidas , 100mil hermanos haitianos para Cuba, 200mil hermanos haitianos para Venezuela, Medio Millón de Hermanos haitianos para Francia, otros 300mil para Estados Unidos y así sucesivamente. Ya aquí cumplimos con una cuota, en República Dominicana residen 458,233 ciudadanos haitianos, lo que representa el 87.3% de la población de inmigrantes, según los resultados de la primera Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI-2012).