En Arabia Saudita, las mujeres no podrán volver a subirse en los columpio en las plazas. La Comisión para la Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio, una oficina que hace un control estricto de la población, considera que el balanceo motiva a los hombres a acosar o llevar a cabo abusos sexuales El califato saudí, el país que produce la mayor cantidad de barriles de petroleo al día, impone una serie de restricciones notable contra las mujeres.
Una de ellas, que constituye pasto de una crónica humorada contra la corona en el resto del mundo, es impedirles conducir autos. Pero además de eso no se les permite viajar solas, ni trabajar por un sueldo, ni ir a comer solas o con amigas, siempre con un varón que tiene que ser su esposo, su padre o su hermano. Ahora se incorporan las hamacas.
La novedad estalló en las redes después que la Policía Religiosa del Reino irrumpió en un parque público para obligar a las señoras a dejar el entretenimiento. Argumentaron que el suave balanceo podría alentar a los hombres a acosar o abusar de ellas.
El Corán, libro sagrado del Islam y base de la Sharía que impera en Arabia, mantiene que hombre y mujer son iguales ante Dios y que por tanto tienen los mismos deberes religiosos. Pero según la interpretación que se le quiera dar, sitúa a las mujeres «bajo» la custodia de los hombres que coloca en el sitial de proveedores y protectores.
En realidad es una calculada maniobra para utilizar la religion como herramienta de represión social. Se controla a la mujer para controlar a la familia y de ahí a toda la comunidad. La curiosa versión islámica saudita se extiende a prohibir los sindicatos, partidos, organizaciones estudiantiles, feministas o cualquier esquema que permita a la gente incidir políticamente e interpelar a la corona.
Vía Elclarin.com