El yodo molecular extraído de algas marinas frescas, guardan en su interior un poderoso anticancerígeno que detendría el crecimiento de tumores de cáncer de mama y de próstata, según un estudio del Laboratorio de Metabolismo Energético del Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Los científicos mexicanos encabezados por la Dra. Carmen Aceves Velasco, descubrieron que el yodo molecular combinado con otros fármacos es un fuerte inhibidor del crecimiento de los tumores cancerígenos. Las algas marinas son ricas en yodo (contienen 30 mil veces más que cualquier otro ser vivo) y lo acumulan en diferentes formas químicas (I, I2, yodo unido a proteínas, etcétera).
Aceves Velasco explicó que el yodo molecular sólo se puede obtener de las algas marinas frescas, pardas, como las Wakame y Kelp, y advirtió que si se consume en exceso puede tener efectos secundarios en la tiroides, por lo que debe administrarse bajo supervisión médica. El yoduro que contiene la sal no tiene efecto, por lo que de ninguna manera se debe incrementar su ingesta, aclaró la especialista.
El hallazgo permitió el registro de dos patentes y se espera que dentro de tres años se pueda obtener un fármaco que evite el crecimiento de los tumores malignos. La primera patente se solicitó en el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) para la hiperplasia prostática benigna, la cual obtuvo el registro en 2010 y ante el PCT en 2011, y la segunda es en el Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (PCT), para su cobertura internacional, sobre tumores quimiorresistentes (mama, próstata y neuroblastoma), con registro nacional en 2012 e internacional en 2013.
Esta investigación es precursora a escala mundial –iniciada en 2001– respecto a los efectos benignos del yodo molecular (I2) en el tratamiento de cáncer.
Reducción de cáncer mamario
Datos del Laboratorio de Metabolismo Energético muestran que la administración crónica de yodo molecular I2 disminuye la incidencia de cáncer mamario generado por cancerígenos químicos en modelos animales. Esta protección no se presenta con el suplemento de yoduro o de hormonas tiroideas.
Dado que el suplemento dietético de I2 no genera ningún efecto secundario adverso, tanto en la fisiología tiroidea como en la salud en general, el grupo de la UNAM inició, en colaboración con algunas dependencias del sector salud de Querétaro (hospitales Regional del IMSS y General del ISSSTE), protocolos clínicos encaminados al tratamiento con I2 de pacientes con patologías mamarias y prostáticas, tanto benignas como malignas.
Los resultados obtenidos en pacientes con cáncer mamario muestran que el yodo tiene efectos antiestrogénicos (la principal hormona femenina); disminuyen la llegada del estrógeno al núcleo de las células (traslocación nuclear), con lo cual la hormona no actúa sobre sus receptores alfa. Esto reduce la proliferación y vascularización tumoral.
Además, la coadministración del yodo con antineoplásicos clásicos (antraciclinas) se acompañó de una respuesta sinérgica (mayor reducción del tamaño tumoral) a la quimioterapia en todas las mujeres y en el 30 por ciento de los casos se detectó una remisión total, lo que sugiere que su acción incluye mecanismos que impiden el desarrollo de quimio-resistencia. Aunado a lo anterior, su uso con antraciclinas previene el daño cardiaco en mujeres, tal como se observó en modelos animales, por lo que los científicos han propuesto su empleo como estrategia terapéutica.
Hiperplasia prostática
En lo que se refiere a la hiperplasia (aumento de tamaño) prostática benigna humana, los universitarios han mostrado que el suplemento con yodo reduce significativamente los síntomas y el tamaño de la glándula, lo que se refleja en una disminución en los niveles circulantes del antígeno prostático y en una notable mejoría en la velocidad del flujo urinario.
Estudios en células tumorales del sistema nervioso, como el neuroblastoma, han mostrado que el suplemento de yodo molecular en adición con ácido retinoico sensibiliza a las células a este último componente, lo que permite la diferenciación celular e induce la muerte por apoptosis. Estos hallazgos, aunque iniciales, permitirían comenzar estudios en niños donde se presenta el 90 por ciento de estos tumores, para su tratamiento sin el uso de quimioterapias más agresivas.
El cáncer es la tercera causa de muerte en México y cada año se detectan al menos 128 mil casos nuevos. Por encima se encuentran las muertes por enfermedades cardíacas y por diabetes mellitus.
Fuente Holadoctor.com