Los productos químicos sintéticos utilizados en el embalaje, el almacenamiento y el procesamiento de los alimentos podrían ser perjudiciales para la salud humana a largo plazo, así lo advierte un grupo de científicos que además asegura que la mayoría de estas sustancias no son inertes y pueden filtrarse en los alimentos que comemos.
En el artículo publicado en Journal of Epidemiology and Community Health los expertos de la Food Packaging Forum Foundation de Zurich, Suiza refieren que si bien algunos de estos productos químicos están regulados, las personas que comen alimentos envasados procesados son propensos a estar expuestos crónicamente a niveles bajos de estas sustancias a lo largo de sus vidas.
A su juicio, se sabe muy poco sobre su impacto a largo plazo, incluso en las etapas cruciales del desarrollo humano, como en el vientre. Por ejemplo, citan que sustancias tóxicas conocidas, tales como formaldehído, un reconocido cancerígeno, se utilizan legalmente en estos materiales, estando muy presente, aunque a niveles bajos, en botellas de plástico utilizadas para bebidas gaseosas y vajillas de melamina.
Alrededor de 4,000 sustancias químicas
Los investigadores advierten que otros productos químicos que se sabe que interrumpen la producción de hormonas como el bisfenol A (un producto químico utilizado para fabricar todo tipo de plásticos policarbonatos, latas de alimentos o bebidas), tributilestaño (se usan para fabricar plásticos y envases para alimentos), triclosan (un potente agente antibacteriano y fungicida) y los ftalatos (compuestos químicos empleados como plastificadores) también están en contacto con los alimentos y el número total de sustancias químicas conocidas que se utilizan intencionadamente alcanzan alrededor de 4,000.
Los posibles cambios celulares causados por los materiales en contacto con los alimentos (FMC, por su siglas en ingles) y, en particular, los que tienen la capacidad de alterar las hormonas ni siquiera se están considerando en los análisis toxicológicos de rutina, según los autores, lo que les lleva a plantearse «serias dudas sobre la adecuación de los procedimientos químicos».
Exposición y riesgos de salud
Los expertos admiten que determinar el efecto que estos productos químicos tienen en problemas de salud como: cáncer, obesidad, diabetes e, incluso, desórdenes neurológicos no es tarea fácil, toda vez que no hay poblaciones no expuestas a ellos con las cuales comparar “todos tenemos trazas de estas sustancias en nuestros cuerpos y no es posible realizar ninguna comparación”. Pero es necesario.
Los autores del artículo proponen, en concreto, estudiar la exposición a los FCM no sólo a través de cuestionarios y diarios. En su opinión es necesario desarrollar tecnologías que permitan biomonitorizar la exposición de las poblaciones de estudio a los mismos. Además, se deberían estudiar mejor las prácticas de los consumidores: qué compran, cómo almacenan la comida y cómo la calientan. Todo esto permitiría obtener un mayor conocimiento de estos químicos y sus efectos reales que conduzca a una regulación de los mismos más estricta.
Fuente Holadoctor.com