KUALA LUMPUR. Las principales cuestiones de dónde, cómo, quién y por qué desapareció el Boeing 777 de Malaysia Airlines con 239 personas a bordo continúan sin respuesta dos semanas después, pese a algunas informaciones descubiertas.

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¿DÓNDE SE ENCUENTRA EL AVIÓN?

«La cuestión que interesa a todo el mundo es la que no podemos responder. ¿Dónde está el avión?». Esta frase se ha convertido en una especie de leitmotiv para el ministro malasio de Transportes, Hishamuddin Hussein, durante sus ruedas de prensa desde la desaparición de la aeronave.



El destino del avión sigue siendo la cuestión más candente de la investigación, máxime cuando es difícil de asumir que un avión de la envergadura del Boeing 777 pueda evitar los numerosos radares civiles y militares de la región de Asia Pacífico, así como los satélites.

Las primeras labores de búsqueda se concentraron en el mar de China Meridional, entre Malasia y el sur de Vietnam, siguiendo la trayectoria del vuelo MH370, que cubría la ruta Kuala Lumpur-Pekín.

Tras la confirmación del cambio de rumbo del avión, las búsquedas se dirigieron entonces hacia el océano Índico con el establecimiento de dos corredores: uno al norte, y otro al sur, hacia el océano Índico.

La mayoría de expertos apunta al segundo recorrido, puesto que sobrevolar China o las repúblicas centroasiáticas sin ser detectado habría sido complicado.

Desde el 20 de marzo, las labores de rastreo se centran en concreto en una zona situada a 2.500 km al suroeste de la ciudad australiana de Perth, a las puertas de la Antártida, tras detectar por satélite dos grandes objetos flotando que podrían ser restos del avión.

De confirmarse estos restos, la distancia recorrida por el avión desde su despegue confirmaría la idea de que voló hasta consumir las reservas de carburante.

¿QUÉ PASÓ?

La única hipótesis descartada es que una explosión durante el vuelo hubiera desintegrado el aparato.

Sin embargo, se mantienen las teorías del secuestro del avión, de un acto desesperado de uno de los pilotos o de un suceso que incapacitó a los pilotos para controlar el avión.

«Por el momento, no existe ningún consenso (…) sobre lo que ocurrió», indicó Jonathan Galaviz, de la asesoría estadounidense Global Market Advisors.

Las autoridades malasias sostienen que los movimientos del avión tras desaparecer de los radares civiles, junto a la desactivación de los sistemas de comunicación/localización, apuntan a «un acto deliberado» a bordo del Boeing.

Los familiares de los pasajeros mantienen la idea de un secuestro por piratas, que habrían trasladado el avión a un lugar secreto, si bien nadie lo reivindicó. Los especialistas no identificaron ningún móvil creíble que justifique el desvío de un avión de línea malasio.

¿SOSPECHOSOS?

La verificación de los antecedentes de los 227 pasajeros por sus respectivos países de origen no dio ningún resultado, pese al temor inicial por la presencia a bordo de dos iraníes que viajaban con pasaportes europeos robados.

La atención de los investigadores se centra ahora en su piloto y el segundo de a bordo. Los policías se incautaron de un simulador de vuelo del comandante, en el que se borraron varios datos.

Ningún elemento material incrimina por el momento a los dos hombres.

¿Y AHORA?

La prioridad es encontrar ante todo las cajas negras del avión antes de los 30 días correspondientes a su duración estimada.

Sin embargo, el tiempo no juega a favor de Malasia y de los otros 25 países que participan en las tareas de búsqueda.

«Las autoridades saben que el invierno se acerca a las aguas australes», señaló Greg Waldron, de la revista especializada Flightglobal.

«Esto no ayudará a solucionar las cosas en una región donde ya es de por sí complicado efectuar operaciones de búsqueda», añadió.

AFP