1. Prohibido pasar hambre

El  hambre es un impulso primario que es difícil de negar (y de controlar). Nadie se mantiene en forma dejando de comer, eso solo conlleva a padecer un desorden alimenticio.



Por lo tanto, no esperes hasta sentirte “muerto” de hambre para ingerir cualquier alimento. Perderás el control de las porciones y abusarás. Como es estilo de vida citadino puede llevarte a retrasarte en las horas de las comida, ten siempre a la mano algunos bocadillos saludables como: almendras (12 almendras es una porción), un huevo duro,  algunas galletas de granos integrales,  paquetitos de pasas o frutas. Nunca, jamás, te saltes las comidas.

obeso comida

2. El agua es tu mejor aliado

Ya te habíamos explicado que, muchas veces, confundimos la sed con el hambre. Tomar un vaso de agua cuando surja un antojo te puede ahorrar consumir calorías innecesarias.
Los nutricionistas recomiendan también beber un vaso de agua 20 minutos antes de comer para así no abusar en la ingesta. Además, hay que tomar suficiente agua, eso es algo que no te deberíamos decir pero que muchos no hacen.



3. Come al menos 5 veces al día
Aumentar el número de veces que comes en el día acelera tu metabolismo y te permitirá sentirte satisfecho la mayor parte del día. Ahora bien, se trata de separar las porciones que regularmente haces en 3 comidas en 5. No de comer dos veces más de lo habitual.
Lo mejor es  dividir el total de calorías diarias en comidas pequeñas o meriendas y disfrutar de la mayoría de ellas al principio del día. Mantén siempre la cena de manera ligera.

4. Lleva una libreta de alimentos

Así como tienes una libreta bancaria para ver tus movimientos y controlar tus gastos, puedes hacer lo mismo con tu alimentación (no tiene que ser “una libreta” específica, lo puedes llevar en un blog de notas de tu Smartphone).
Lo importante es que lleves un control de tu alimentación. Eso te ayuda a recordar qué clase de comidas has consumido y qué efectos ha tenido sobre tu organismo.

5.  Despídete para siempre de la comida chatarra
Eso incluye comida rápida, frituras congeladas y todo tipo de “alimento” procesado y alto en calorías, grasas, sodio y carbohidratos.

6. Varía las frutas y los vegetales
Cebolla, tomate y lechuga no pueden ser los únicos alimentos “verdes” que compras en el supermercado. Hay un sinfín de vegetales y frutas que puedes agregar a tu dieta para llevar una vida más saludable y saciar el hambre.  Además, estos proporcionan “color” a tus comidas, algo que en realidad es muy importante para motivar una sana alimentación (zanahorias, ahuyama, batata, naranjas, ajíes, brócoli, espinaca, manzanas, etcétera).

7. Al menos una porción de proteína en cada comida

Otra regla de oro. La proteína te ayuda a sentirte satisfecho más rápido y a mantener esa sensación de saciedad por más tiempo. Se trata, además, del elemento más potente para ayudarte a quemar grasas y mantener tu masa muscular.
Y no solo hablamos de la carne magra, la clara de huevo o el pollo: las nueces, los frijoles y los mariscos también funcionan.

8. Disminuye tu consumo de sal

La sal puede ser un gran enemigo para todo aquel que quiera estar en forma.
Aumenta la retención de líquidos (distensión abdominal) y la sensación de sed (que se interpreta como hambre). Para disminuir la ingesta de sal en tu dieta, no sólo tienes que alejar el salero de tu mesa, también debes leer todas las etiquetas de los productos que compras. Te sorprenderás la cantidad de sodio que se esconde en muchos alimentos que se presentan como “saludables”.

9. No te excedas el fin de semana
Claro que está bien darse ciertos gustos el fin de semana. Pero no te excedas. Desbordar los límites consumiendo en exceso comidas pocos saludable puede a echar a perder todo el trabajo de la semana. Recuerda: la idea es mantener todo con moderación y que sea el mantenimiento de un estilo de vida saludable la meta máxima.


Fuentehttps://untiposerio.com