Una pareja adinerada del Reino Unido se percató de que la culpable de la desaparición de ropa y joyas era su niñera, después de que la vieron usando sus cosas en fotos que subió a Facebook.
Los padres Becki y Bradley Cannings, de Exeter, Devon, se quedaron desconcertados después de que ropa de diseñadores famosos y otras posesiones como pulseras y pendientes comenzaron a faltar de la casa.
Pero la señora Cannings, de 29 años, quedó devastada cuando su madre vio a la niñera de la familia (Sherwin Pascale, de 23 años) vistiendo las prendas y joyas robadas en salidas nocturnas, a través de fotos que subió a su perfil de la red social.
Cannings revisó el perfil de su niñera y se sorprendió al ver las imágenes, algunas de las cuales incluso ella había sido etiquetada.
Se cree que Sherwin robó alrededor de cincuenta artículos de ropa, cuatro de joyería, un par de gafas de sol de diseñador, maletas y varias otras pertenencias.
La pareja había empleado a la niñera -conocida como Sasha- para cuidar de su hija de dos años de edad Olivia, pero nunca sospechó de ella, puesto que era considerada como «una más de la familia».
Cannings imprimió las fotos y las llevó a la policía, pero le dijeron que necesitaban más evidencia para accionar, así que la pareja decidió poner cuatro cámaras ocultas en la casa y otra fuera y recogió imágenes durante tres días, que capturaron a Sherwin en el acto.
Cuando la policía registró la casa de Sherwin, encontró los elementos robados, por lo cual la «nanny» admitió el hurto a sus empleadores en la corte, así que se le ordenó hacer 200 horas de trabajo comunitario no remunerado.
«Nunca me he sentido tan violada, todo mi mundo se vino abajo», contó la señora Cannings, quien dijo que a pesar de la evidencia en Facebook, esperó hasta el final que se tratara de un malentendido.
«Cuando pusimos las cámaras, creíamos que íbamos a tener que esperar mucho tiempo, pero a los cinco minutos la niñera fue atrapada robando una chaqueta y metiéndola en su bolso.»
«Cada uno de los tres días que grabamos nos robó. Nosotros le habíamos permitido tener una relación con nuestra hija y ser parte de su vida cotidiana. Esta fue la última traición», señaló.
El señor Cannings, agregó que «me hace hervir la sangre el hecho de que ella ni siquiera haya pedido disculpas y se nos haya reído en la cara. Pero ahora tendrá que vivir con antecedentes penales».