La denominada obra cumbre de infraestructura del presidente Danilo Medina la constituye, sin lugar a duda, el modelo de tandas extendidas en las escuelas públicas del país que inició con la construcción de las primeras diez mil aulas, de 28 mil que el gobierno proyecta ejecutar en cuatro años. Pero, pese a que las metas abarcan los distintos niveles de enseñanza, especialistas sostienen que entre las prioridades para alcanzarlas faltan cuestiones fundamentales.

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La aspiración del mandatario es que al finalizar su período el país tenga entre el 75% y el 80% de la matrícula escolar en tanda extendida, y que los hijos de los pobres duren ocho horas en las aulas con desayuno, almuerzo incluido y recibiendo educación de calidad.

El plan masivo de construcción de aulas, aunque experimentó algunos tropiezos, comenzó durante el año 2013, y aunque se perfila como la más importante meta de infraestructura escolar que se haya realizado en todos los tiempos de la historia de la República Dominicana, al parecer no ha llenado las expectativas.



“Recuerden que el país está ante una oportunidad pocas veces vista en la historia para impulsar una verdadera transformación del sistema formativo. Dijo el mandatario en una alocución de entrega de centros educativos a la jornada.

El proyecto se concibió para que en las aulas no hubiese más de 35 estudiantes, aunque lo lógico es que existan menos de 25, aun así, la realidad es que existen recintos sobrepoblados, según explicó la expresidente de la asociación Dominicana de Profesores (ADP), María Teresa Cabrera, quien agregó que esa situación imposibilitaba y hacía muy difícil que el catedrático ofreciera seguimiento individual a las necesidades de aprendizajes de cada niño.

“Evidentemente, la jornada extendida, o por lo menos lo que hemos tenido hasta ahora, no ha pasado de ser un aumento en el horario y por ende no ha llenado las perspectivas de la población porque para ello deben darse una serie de condiciones que hasta la fecha no se han dado”, señala la pedagoga y agrega que para que eso suceda, deben ampliar la oferta curricular, garantía de un personal que imparta talleres de música, pintura teatro entre otras.

También explica Cabrera que se requiere un espacio para los maestros y maestras atender individualmente situaciones de aprendizaje de niños y niñas o para sociabilizar entre ellos su práctica pedagógica. Es decir, que hacen falta muchas cosas para que la jornada extendida realmente responda a la aspiración que se tiene.

La dirigente magisterial entiende que no es suficiente con que el estudiante tenga más horas de clases, sino que se logren ciertos requisitos indispensables para la puesta en marcha del plan.

Elevar la competencia de los niveles del magisterio nacional y lograr una mayor participación y control por parte de los padres en el proceso educativo; así como hacer que los pedagogos incursionen en la carrera por vocación, más que por empleo, constituyen elementos importantes en esa revolución educativa que el gobierno quiere llevar a cabo.

Sin embargo, la profesora cifra su esperanza en que para el próximo año escolar entren otras cantidades de planteles a jornadas extendidas, se haga en el marco de una ampliación integral de la oferta curricular y el Estado garantice que las salas tengan un número de alumnos que puedan ser manejables.

Además, se necesita de recursos didácticos; que los instructores dispongan de un espacio de tiempo para esa atención individualizada, a fin de hacer su trabajo y reflexionar su práctica colectivamente.

“Que hayan más horas de clases para hacer lo mismo, no tiene sentido, ni impacta; no obstante, confiamos en que para el próximo año escolar las autoridades educativas contraten ese personal que se necesita y reduzcan el número de estudiantes por aulas”, concluye María Teresa Cabrera.

Fuente Dominicanoshoy.com