El instructor pidió que corrieran alrededor del salón y notó que sus piernas no le respondían. Le diagnosticaron una rara enfermedad que ataca el sistema nervioso y después de un año de rehabilitación ya puede caminar con ayuda de muletas.
Kelly Hindson es una instructora de natación de 32 años y madre de dos hijas. Vive en Birmingham, en Inglaterra, y siempre le gustó tener una vida activa por eso tomaba clases de Zumba al menos dos veces por semana. Hasta que en una de sus clases el instructor les pidió que corrieran alrededor del salón, y sintió que no podía hacerlo porque sus piernas no le respondían. Muy asustada, le comentó lo que le pasaba a una amiga, quien empezó a reírse y le dijo que estaba un poco “haragana”.
Lejos de eso, cuando fue a la consulta los médicos empezaron a controlar si tenía reflejos y al no encontrar respuesta le diagnosticaron el síndrome de Guillain-Barré, una rara enfermedad que la dejó paralizada de la cintura para abajo.
Kelly empezó a hacer tratamientos de rehabilitación y a los 12 días se pudo volver a parar. Sin embargo, confiesa que sentía que algo no andaba bien, y al poco tiempo su condición empeoró y ya no pudo caminar ni poner ningún tipo de presión sobre sus piernas. En un principio los médicos pensaron que no estaba manejando bien sus síntomas, pero luego descubrieron que su cuadro se había complicado con una segunda enfermedad conocida como polineuropatía axonal inflamatoria crónica (CIAP).
Esta neuropatía es mucho más seria que el síndrome de Guillain-Barré, y afecta 1 o 2 personas cada 6 millones. De todos modos, Kelly dice que después de un año ya está empezando a ver mejoras, y agrega que durante este tiempo tomó suplementos de aloe vera que la ayudaron a recuperar la energía. Para ella cada nuevo día es un desafío para seguir adelante, y si bien todavía utiliza muletas, volvió su trabajo como instructora de natación.
¿Qué es el síndrome de Guillain-Barré?
El Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos y Accidentes Cerebro Vasculares, dependiente de los Institutos Nacionales de Salud, informa que se trata de “un trastorno en el que el sistema inmunológico ataca parte del sistema nervioso periférico. Los primeros síntomas de esta enfermedad incluyen distintos grados de debilidad o sensaciones de cosquilleo en las piernas y en muchos casos se propagan a los brazos y al torso. Estos síntomas pueden aumentar en intensidad hasta que los músculos no pueden utilizarse en absoluto y el paciente queda casi totalmente paralizado. En estos casos, el trastorno pone en peligro la vida – potencialmente interfiriendo con la respiración y, a veces, con la presión sanguínea y el ritmo cardíaco – y se le considera una emergencia médica”.
Esta enfermedad puede afectar a personas de cualquier edad y sexo, aunque es rara y ataca a 1 de cada 100,000 individuos. Generalmente se dispara unos cuantos días después de que el paciente ha tenido síntomas de una infección viral respiratoria o gastrointestinal, y a veces puede ser desencadenado por una cirugía o una vacuna.
No hay una cura conocida para el síndrome de Guillain-Barré. Sin embargo, hay terapias que atenúan su gravedad y aceleran la recuperación. Algunos pacientes sufren traumas emocionales y necesitan apoyo psicológico; esto ocurre porque les resulta muy difícil aceptar vivir con una parálisis repentina y depender de otros para las actividades cotidianas.
Fuente Holadoctor.com