PARÍS. El veneno de una de las arañas más mortales del planeta podría salvar a las abejas, cuya población mundial disminuye vertiginosamente, gracias a un bipesticida inventado por un equipo de la universidad británica de Newcastle que mata plagas pero evita a las importantes polinizadoras.
El Hv1a/GNA, una fórmula fabricada a base de veneno de araña y una proteína de narciso de las nieves, «ofrece una alternativa» a los muy controvertidos insecticidas neonicotinoides -que actúan sobre el sistema nervioso central de los insectos- comercializados actualmente en todo el mundo, afirma el profesor Angharad Gatehouse, uno de los supervisores del proyecto.
El veneno fue extraído a arácnidos del tipo hexathelidae, tarántulas entre las más venenosas, que tejen sus telarañas en forma de túnel.
Para demostrar su toxicidad, se hizo que un grupo de abejas consumiera dosis de este producto mucho más elevadas que las que podrían encontrar en la naturaleza. Sin embargo, sus efectos fueron «muy leves» sobre su índice de supervivencia e «indetectables» en lo que se refiere a su capacidad de aprendizaje y memorización.
Este último punto es crucial, según precisa este estudio publicado el miércoles en la revista científica Proceedings of the Royal Society B.
Cualquier disfunción de este tipo tendría «consecuencias graves para la sobrevivencia de las colonias, puesto que las abejas que no pueden aprender no serían capaces de encontrar alimentos ni de volver a sus panales» o colmenas.
«Las larvas también resultaron indemnes tras ser expuestas al Hv1a/GNA», precisó Géraldine Wright, coautora del artículo, quien el año pasado dirigió un estudio en el que comprobó los efectos negativos de los pesticidas neonicotinoides sobre las capacidades cognitivas de las abejas.
«Casi el 90% de las plantas de todo el planeta dependen directa o indirectamente de los polinizadores para poder sobrevivir», subraya.
«Y si destruimos la biodiversidad de los polinizadores, entonces la eficacia de nuestros pesticidas no tendrá ninguna importancia puesto que ya no tendremos cultivos que proteger», añade.
Desde hace al menos 15 años, el número de enjambres está en declive en todo el planeta, un fenómeno conocido como Trastorno del Colapso de las Colonias (de abejas). Le tasa de mortalidad de las abejas es del 30% anual desde 2007.
Bruselas prohibió en 2013 durante dos años el uso de tres pesticidas neonicotinoides en concreto. Pero, las causas de mortalidad de las abejas son múltiples, y entre ellos figuran el Varroa, un ácaro, el Nosema, un pequeño hongo parásito, y también el monocultivo.