QUITO. Indígenas huaoranis, que habitan la Amazonia de Ecuador, fueron sometidos a 3.500 extracciones de sangre, la mayoría sin su consentimiento, en un caso que involucra a organismos estadounidenses, informó el lunes el gobierno ecuatoriano.
Hubo unos «3.500 procedimientos» de extracción de sangre, dijo René Ramírez, titular de la Secretaría (ministerio) de Educación Superior y Ciencia de Ecuador, al canal estatal ECTV.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, había señalado el viernes que las muestras habrían sido tomadas desde la década de los 70 «en complicidad con una petrolera que operaba en esos territorios, la Maxus», en un caso en el que están involucrados la Escuela de Medicina de la universidad de Harvard y el estadounidense Instituto Coriell, dedicado a la investigación médica.
Ramírez apuntó que, según un estudio de su cartera, en aquella época había unos 600 nativos huaoranis, lo que «significa que se tomaron algunas pintas (450 mililitros) de sangre a una persona más de una vez».
«Pero una de las principales (responsables) fue Maxus, con este Instituto Coriell, que vendió las pintas de sangre para que se hagan estas investigaciones», manifestó Ramírez. El destinatario de las muestras para su estudio habría sido la universidad de Harvard.
«Son comunidades que tienen sus características (genéticas) propias únicas a nivel mundial», declaró el funcionario, anotando que en más del 80% de las tomas de sangre no hubo consentimiento y que «nadie sabía que tenían fines de investigaciones».
Maxus operó en la selva ecuatoriana hasta mediados de los 90, aunque extendió su presencia a través de otra petrolera.
Basada en testimonios de los huaorani, la Defensoría del Pueblo de Ecuador señaló hace dos años que entre 1990 y 1991 dos estadounidenses, entre ellos un médico de Maxus, tomaron muestras de sangre a varios de ellos aduciendo que serían usadas para exámenes cuyos resultados nunca entregaron.
Correa expresó que el plasma fue sometido a «experimentos» debido a que los aborígenes, que se mantenían alejados de la civilización, son «inmunes a ciertas enfermedades».
«Se les mintió, se les dijo que iba a ser para temas sobre su salud, y en el 95% de los casos nunca se llegó con información sobre qué tipo de enfermedad se tenía», dijo el secretario, agregando que «lo que ha pasado es realmente indignante para el país».
Correa manifestó el viernes que «no existe ninguna ley federal de los Estados Unidos que provea un fundamento jurídico para la demanda en cortes contra Coriell, Maxus o los investigadores» de Harvard. Sin embargo, sostuvo que se buscarán las vías para los juicios.
Indicó que existen 31 artículos de investigación publicados entre 1980 y 2012 sobre esas muestras de sangre a huaoranis, que ciertos autores están asociados a Harvard y que científicos vinculan a Coriell como «proveedor de la sangre».
En agosto de 2012, el mandatario había señalado que su país preparaba una demanda internacional contra Coriell, a la que los indígenas amazónicos acusan de haber comercializado ilegalmente su material genético, aunque se desconocía entonces la cantidad de extracciones realizadas.
De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, «se comprobó que el Instituto Coriell tiene en sus bases muestras y vende material genético de la nacionalidad huaorani. Estas muestras fueron adquiridas a un científico de la Escuela de Medicina de Harvard».
Agregó que Coriell «posee ilegalmente desde el 18 de diciembre de 1991 muestras de sangre» de la etnia amazónica y que desde 1994 había distribuido siete cultivos celulares y 36 muestras a ocho países.
Esta práctica viola la Constitución ecuatoriana, que prohíbe el «uso de material genético y la experimentación científica que atente contra los derechos humanos», así como disposiciones internacionales, anotó.