CURITIBA. Tras ganar la Eurocopa-2008, a la selección española todo le fue bien hasta que cayó en Brasil-2014 en la primera ronda. El juego de España se volvió demasiado previsible, con jugadores que carecían tal vez del hambre necesaria para otro Mundial.
La final de la Copa de las Confederaciones, en que Brasil aplastó a España en 2013 por 3-0, mostró la forma de ganar a la generación del Tiqui-Taca: presionar y ahogar a sus centrocampistas y también a sus defensas para que no salieran con el balón controlado desde atrás.
La táctica le salió a la perfección a las selecciones de Holanda (5-1) y Chile (2-0), que ganaron y eliminaron a España en apenas dos fechas del Grupo B.
A eso se unieron las lesiones importantes de algunos jugadores, como Carles Puyol, que era el líder del equipo en el campo, Víctor Valdés, llamado a ser titular, de un Iker Casillas muy fallón en Brasil y en el ocaso de su carrera, Thiago Alcántara, relevo natural de un Xavi Hernández desdibujado, y Jesús Navas, desequilibrador en sus entradas por las bandas.
El seleccionador Vicente del Bosque confió en la vieja guardia que había dado tres títulos seguidos a España (Eurocopas de 2008 y 2012 y Mundial de 2010), cuando algunos ya no tenían tal vez la motivación necesaria para esforzarse en lograr otro título.
«Los ojos de los jugadores, después de haber ganado tanto, no son los mismos que cuando empezaron», advirtió Del Bosque antes del inicio del Mundial, curándose en salud ante una posible decepción.
Sus palabras fueron respaldadas por Xabi Alonso tras la derrota ante Chile.
«No hemos sabido mantener el hambre. La cuota de alegría y de éxito estaba cumplida, agotada. Las sensaciones no eran las de otros campeonatos», señaló Alonso.
Si a la motivación, se une un calendario español desgastante, con una liga larga, eliminatorias de Copa del Rey a doble partido y una final de Champions con varios internacionales españoles en Atlético de Madrid y Real Madrid, el cóctel era peligroso para la Roja.
«Todos los jugadores que están en el Mundial han tenido temporadas cargadas. El cansancio no es excusa», trató de defenderse Andrés Iniesta tras la primera derrota del Mundial, contra Holanda.
– Estilo previsible –
Los seleccionadores de los diferentes equipos han tenido seis años de reinado de la Roja para desmenuzar cómo controlar al equipo español, que no cambiaba nunca su estilo.
Y España tuvo la desgracia de caer en el Mundial en uno de los grupos de la muerte, con Holanda y Chile, y dos entrenadores, Louis Van Gaal y Jorge Sampaoli, que aprendieron de la táctica empleada por Luiz Felipe Scolari en la final de la Copa de las Confederaciones, para frenar a España.
‘Felipao’ construyó una presión en el centro del campo y la defensa española, repitiendo las faltas de los delanteros sobre la construcción española, lo que fue aplicado por Holanda y también por Chile, aunque la selección sudamericana con menos infracciones.
El equipo de Brasil-2014 estaba formado por 16 jugadores que ganaron el último Mundial de Sudáfrica-2010.
Los hombres de Vicente del Bosque tienen un palmarés repleto de títulos a nivel de selecciones (dos Eurocopas y un Mundial), así como a nivel de clubes (el Barcelona ganó la Champions en 2009 y 2011, y el Real Madrid la de 2014).
Con ese florido palmarés y una cargada temporada, ¿llegaban los jugadores con las ganas y el hambre necesario para luchar por otro título?
La salida más sencilla sería echar la culpa al fallo de David Silva, que erró un gol cantado contra Holanda, que hubiera puesto a España en ventaja de 2-0 al descanso. Después llegó el vendaval de su rival en el segundo tiempo.
España ya solo tiene una salida para empezar una nueva era. Dar el relevo a nuevos jugadores, con escaso palmarés internacional a nivel de selecciones, que llegarán con más hambre que los que estuvieron en Brasil, con un apetito ya extremadamente saciado.