Ni la RD ni el Concello se hacen cargo de la inmigrante
Pasado mañana se cumplirá un mes del fallecimiento de Ana Pie. En la República Dominicana, sus dos niñas y su tía siguen esperándola, para darle sepultura. El cadáver continúa en el tanatorio del Hospital da Costa, donde murió el 12 de junio. Desde ese mismo día, el caso está en manos de la Embajada de la República Dominicana en España, a través del vicecónsul en Galicia. Tampoco ayer lo solucionó. El Concello de Viveiro anuncia que hoy toma cartas en el asunto.
A ese representante diplomático de la República Dominicana han apelado en el último mes todos los implicados. Compatriotas de Ana Pie en Viveiro, el Hospital da Costa y el Concello de Viveiro coinciden al echar en falta medidas efectivas. Por deseo de las parientes de la inmigrante, la primera intención era repatriarla. En días posteriores al fallecimiento, el vicecónsul apuntó que costaría 6.000 euros. Quienes hablaron con él cuentan que ayer insistía en que era su competencia y en que todavía trataba de enviar el cuerpo a los parientes.
«A expensas» del deseo de la familia y, sobre todo, de lo que decida la legación de la República Dominicana. Así manifiesta haber pasado las últimas semanas el Concello de Viveiro. María Loureiro, la alcaldesa viveirense, se declaraba dispuesta a intervenir hoy mismo.
No quieren incinerarla
Además de con el vicecónsul dominicano en Galicia, personal del Concello habló ayer con la Embajada dominicana en Madrid, con el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, con las autoridades españolas de Sanidad Exterior y con el Hospital da Costa.
De esos contactos han salido las dos opciones para darle sepultura a Ana Pie, en España o en su país de origen. Casi descartada la repatriación del cuerpo, por el tiempo transcurrido y por el coste de embalsamarlo y trasladarlo, una alternativa es incinerarlo y enviar sus cenizas a la familia. Sus parientes insisten en querer enterrarla donde viven, informa lavozdegalicia.es, en su portal.
Aunque el hospital de Burela, donde falleció, la mantiene en su tanatorio, refrigerada, en cuanto sea retirada de ese recinto caben tres opciones. Según el Concello, podría ser embalsamada, con autorización forense. A Francisco Soriano, director del centro sanitario, le parece poco viable y apunta que deberá ser enterrada o incinerada de inmediato.
Se queda o envían sus cenizas
Hoy, el Concello de Viveiro pretende zanjar el problema. Si la República Dominicana no concreta, «habrá que requerirles legalmente o presentar una denuncia, lo que sea, pero hay que darle sepultura a esa mujer de una vez por todas», declaraba ayer la alcaldesa, María Loureiro.