El llamado estado islámico es la nueva facción que coloca los ojos del mundo sobre oriente medio, comenzando una nueva batalla que desde ya amenaza con una redistribución del poder en la zona y con ello la concepción de una estrategia geopolítica que mantiene en vilo a la comunidad internacional, especialmente a las potencias modernas que califican los últimos sucesos como una experiencia nunca vista y como el mayor peligro para la estabilidad de la región y la paz global.
El Estado Islámico (hasta junio llamado Estado Islámico de Irak y el Levante) es un grupo islamista radical suní que se ha levantado en armas contra los gobiernos de Siria, primero, y de Irak, después. Son yihadistas, es decir, promueven la ‘guerra santa’ (Yihad) contra todos los que consideran ‘infieles’. No se conoce con precisión el número de milicianos que lo componen, pero las estimaciones los cifran entre 6.000 y 15.000.
El 29 de junio de 2014 manifestaron sus intenciones. Coincidiendo con la fecha de inicio del Ramadán, el portavoz del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) proclamó el Califato, con voluntad de extensión por todo el mundo musulmán. Por esta declaración, el líder de EIIL, Abu Bakr al-Baghdadi, se autoproclamaba «Ibrahim, imán y califa de todos los musulmanes». El manifiesto provocó un efecto llamada de yihadistas residentes en otros países, incluso europeos. El grupo yihadista acortó su nombre a Estado Islámico.
Sin embargo, el nuevo grupo parece estar fuera de control, se desvinculo de su tutor inicial, el ya conocido grupo terrorista “Al Qaeda” desatando una guerra barbárica en contra de los rebeldes sirios pero también contra el ejercito de Al Assad, a su vez enfrentan al ejercito Iraquí e incurren en ataques contra otros grupos religiosos como Yazidies, Cristianos, Chiies, Kurdos, etc., practicando una especie de purga étnica que nos muestra en los últimos meses imágenes terroríficas de masacres a lo largo y ancho de los territorios en los que mantienen presencia, asesinando incluso suníes, un ejemplo fue cuando un profesor musulmán suní de la Universidad de Mosul les dijo que lo que estaban haciendo con los cristianos era una locura, lo mataron. Van contra cualquiera que piense distinto de ellos.
Más recientemente actúan en el secuestro de enviados y prensa internacional, el caso del asesinato indignante del periodista estadounidense James Foley, decapitado y publicado en video en las redes sociales es suficiente para disuadir hasta al más temerario de los periodistas de buscar una entrevista con Bagdadi. Nunca en Medio Oriente tanta tierra se había salido de límites hacia los medios occidentales. Tan ignorantes somos del Estado Islámico (antes de Irak y Levante) una tierra oscura de la cual los reportes que vemos vienen de las grabaciones que sus militantes toman con sus teléfonos, que el mundo apenas puede digerir ante este enemigo indecible. Reacción fácil, pero a partir de las cual no hay mucho para dónde avanzar.
Hoy el planeta mira con estupefacción la pretensión de este grupo de expandir esta batalla a nivel mundial y con ello instaurar su dominio borrando cualquier frontera a su paso, por lo que asistimos a una nueva encrucijada de los conflictos internacionales que hasta ahora cobro la vida de miles de victimas, dejando tras su rastro todo tipo de violaciones a los derechos humanos, en una clara manifestación de genocidio por parte no solo de una organización radical sino de lo que se vislumbra como un estado al margen de la ley con plena convicción y conocimiento de sus actividades impulsadas por la intolerancia como base de su sustento, de tal modo que la sociedad en pleno se encuentra en una nueva hora para que la humanidad ponga a prueba su capacidad de unirse en solidaridad con la causa de la paz.
Por Daniel Merchán M
@Daniel_Merchan en Twitter.