Si hay algo constante en la vida, es precisamente el cambio. Y cuando llega a alterar la estabilidad o la rutina establecida, puede generar mucho estrés, tanto si se trata de eventos esperados y positivos, como la llegada de un hijo o un cambio en el trabajo, o de otros más perturbadores, como la pérdida de un ser querido, el final de una relación o una enfermedad grave. Por suerte, hay recursos que permiten mantener la calma y controlar las presiones. ¡Es cuestión de ponerlos en práctica!
Al fin has logrado el trabajo de tus sueños, pero pensar en cómo relacionarte con el nuevo jefe y los compañeros de trabajo te pone los nervios de punta. Quizás vas a mudarte a otra ciudad y dejar atrás el mundo que has conocido hasta este momento y el enfrentarte a un entorno totalmente nuevo te llena de temor. Incluso los cambios que nos convienen y que hasta hemos buscado puede alterarnos y generar mucho estrés. Pero hay pasos que puedes tomar para controlarlo. Aquí tienes algunos:
1. Mantén una actitud positiva. Superar exitosamente los retos de la vida es en gran parte, cuestión de actitud. Considera tu situación como algo transitorio que también pasará. ¿Cuántas dificultades has enfrentado y superado en el pasado? Saca la fortaleza de ellas para saber que independientemente de lo que traiga mañana, será para tu beneficio y crecimiento personal.
2. Expresa tus sentimientos por escrito. El simple hecho de ordenar y escribir tus pensamientos, inquietudes, esperanzas y temores te coloca en una situación de control. Aprovecha para hacer una lista de tus metas y tus preocupaciones. Anota posibles soluciones, así como pasos específicos que debes tomar ya sea que estés planeando mudarte, o que estés pasando por un divorcio.
3. Da el primer paso. Aprovecha la lista que has hecho y elige una tarea que puedas realizar. Quizás sea la más sencilla e inmediata, pero una vez que la hayas completado, te dará fuerza, tranquilidad y mejorará tu nivel de estrés. En cuanto puedas, da un segundo paso y luego un tercero. Si es necesario, toma un respiro entre uno y otro, pero no dejes que el temor y el estrés te inmovilicen. Recuerda que nadie más que tú está en control de la situación.
4. Apóyate en los demás. Todos necesitamos un grupo de apoyo, ya sea la familia o los amigos, especialmente en momentos de crisis. Quizás puedan darte una mano si estás enfermo(a), ofrecerte un buen consejo, o simplemente, brindarte apoyo moral. No subestimes el valor del amor, la comprensión y los consejos de las personas que te quieren y te estiman.
5. Cuida tu salud. No permitas que la angustia y la ansiedad te roben el tiempo que debieras dedicarle a tu bienestar físico y mental. Mientras más difícil sea la situación por la que atraviesas, más esfuerzo requiere de tu parte. Por ese motivo debes cuidar tu alimentación, tu descanso y dedicar un tiempo a la actividad física que además, te ayudará a controlar el estrés.
6. Alimenta tu vida espiritual. Tus creencias, valores y tu conexión con una realidad superior te darán la calma y la energía para superar éste y cualquier otro obstáculo que se presente. Un tiempo para meditar, orar, o simplemente reconectarte contigo misma(o) es el perfecto antídoto contra el estrés.
No te desanimes. Es muy posible que lo que hoy te parece un problema inmenso, deje de tener tanta importancia en el transcurso de unos días. Lo seguro es que eso también pasará. Sin embargo, si la situación te agobia demasiado y el exceso de estrés te impide funcionar normalmente, consulta con tu médico y busca ayuda profesional.
Fuente: Vidaysalud