Por Cándida Figuereo
La mejor de las batallas se inició hace poco en la República Dominicana con la participación de más de dos millones de varones y hembras que superaron la espera de anotación en un círculo en que primaban las bolas muertas y los ponches, hasta que la voluntad se impuso con un jonrón de 4% para la Educación.
Ese arrojo del Presidente Danilo Medina dejó quieto a todos aquellos que consideraban ese porcentaje misión imposible, revés que quedó desmontado con la asistencia a las aulas de 1 millón 997 mil 218 alumnos de las escuelas pública y 63 mil 697 del sector semioficial.
Y como nadie puede estudiar con el estómago vacío, porque no asimila, se produjo el roletazo del desayuno, almuerzo y merienda, una descarga significativa en términos económicos para madres y padres que usualmente amanecen solo con la oración porque no tienen un céntimo.
Igualmente es importante esta medida porque evita que esos menores deambulen por el vecindario, retrasados en el aprendizaje y quién sabe utilizados en que entuertos, amén de que es preocupante no tener con qué dar de comer a los hijos.
Para el suministro de los alimentos a los alumnos en las escuelas la inversión aludida es de RD$57 millones, renglón que incluye RD$34 millones para la comida de los estudiantes de la tanda extendida y RD$22 millones para la regular. De esa entrega de alimentos, la primera se iniciaría el pasado 25 de este mes y año.
Quiérase o no, hay que admitir que esta revolución de la enseñanza era una necesidad febril por todo lo que implica para los beneficiarios que son los alumnos, para los padres y la nación toda.
Importante como la alimentación es también que los padres no tienen que comprar libros para sus hijos, porque en las escuelas disponen de casi 6 millones de libros de textos gratuitos, de mochilas con útiles escolares, zapatos y uniformes.
Con toda esa gratuidad, falta algo elemental que corresponde a cada madre y a cada padre, supervisar a sus hijos para que hagan y aprendan sus tareas. Contribuir a que esos menores amen la lectura con fruición.
Esta gestión de gobierno está haciendo su parte, pero padre y madre son parte del juego asumiendo su responsabilidad como un credo diario. Así papá y mamá se sentirán orgullosos de sus de sus hijos cuando sean profesionales y ellos de sus progenitores para servir y hacer mejor su país.
Así papá y mamá no tendrán que preocuparse de que a sus muchachos le hagan out por estar divagando sin horizonte, debido a que contribuyeron a que ganaran la mejor de las batallas, la de la educación.