“¡¿Qué digo?!”, es la interrogante que viene a la mente cuando nuestra pareja hace una pregunta impertinente que no queremos responder. ¿Cuánto amaste a tu ex? ¿Con cuántas personas te has ido a la cama? ¿Por qué acabó tu última relación? A cualquiera se le ponen “los nervios de punta” ante tal cuestionario, especialmente si es al principio de una relación amorosa.
No importa cuál sea la respuesta, tu pareja nunca estará complacida con lo que digas. Por ejemplo: si te pregunta ¿Cómo era tu ex en la intimidad? Y tu respondes: “muy bueno”, le hieres su ego de por vida. Por el contrario, si dices: “mi ex era terrible en la cama”, tampoco estaría contento porque piensa: “si el hombre era tan malo en el sexo, por qué se quedó con él, a lo mejor yo seré igual y aún así continúa conmigo”.
Entonces, ¿qué puedes hacer cuando te toque responder una de estas preguntas imprudentes? Guarda la calma y utiliza la táctica de “la regla”. Este método es muy efectivo para evitar que alguien indague sobre un tema que no quieras abordar. Consiste en declarar una regla que rige tu vida. “En mis relaciones amorosas tengo la regla de no hablar sobre mi pasado sentimental, espero me entiendas y respetes esta regla”.
Todos sabemos que las reglas no se hicieron para romperse, sino para establecer parámetros de justicia y orden, por eso, psicológicamente tu pretendiente o nueva pareja se sentirá incómodo de insistir en que vayas en contra de tus principios. Por esta razón, esta respuesta le pone un alto al tráfico de preguntas que te incomodan y no quieres responder.
Claro que es normal querer saber cierta información de las experiencias sentimentales de tu pareja, pero querer descubrir detalladamente lo que pasó en la alcoba y fuera de ella, no aporta absolutamente nada positivo a una nueva relación.
Solo una persona insensata diría: “¡rompe tu regla!”. Y si lo hace, corre en dirección opuesta porque es una gran señal de que es un metiche inseguro.