MÉXICO.La violencia sexual contra las mujeres migrantes que transitan por México hacia Estados Unidos es una práctica común de los traficantes y policías, cuyas agresiones afectan a seis de cada diez que viajan clandestinamente, según informó el viernes Amnistía Internacional (AI) en la capital mexicana.

Frontera mexico estados unidos

La violencia sexual, que puede llegar al extremo de la violación y el asesinato, se ha normalizado como una parte del pago exigido por bandas criminales a migrantes, dijo en conferencia de prensa Chasel Colorado Piña, coordinadora de Incidencia en Políticas Públicas de AI México, durante la presentación de la campaña «Paso Migratorio», que busca detener las transgresiones a los derechos sexuales y reproductivos de las niñas, niños y mujeres migrantes.

Las mujeres que emigran ya saben que antes de viajar tienen que aplicarse un anticonceptivo que ellas llaman la «inyección anti-México», añadió la activista.

De acuerdo con el último informe sobre violaciones a los derechos de los migrantes de AI, seis de cada diez mujeres que transitan por México buscando el sueño americano sufren algún tipo de agresión sexual.

Estas mujeres viven una doble tragedia pues, además de los abusos que sufren, son víctimas de una constante falta de acceso a la justicia, sin personal capacitado en las agencias del Ministerio Público.

La falta de acceso a servicios de salud también es una constante, sobre todo para las mujeres que han quedado embarazadas producto de una violación, indicó Colorado Piña.

Mirta, una hondureña de 29 años, narró que en Aguas Blancas, uno de los lugares más peligrosos de Veracruz (este), cuatro hombres armados con machetes y pistolas la bajaron junto con otras mujeres del tren de carga conocido como «La Bestia». A todas las violaron, pero se salvaron de ser explotadas en la prostitución porque una de ellas logró pedir ayuda.

«Las autoridades nunca me dieron respuesta y he decidido seguir mi camino», dice en uno de los varios testimonios difundidos por AI.

Sara, de 23 años y también hondureña, estaba embarazada cuando fue secuestrada. «Durante este tiempo nació mi bebé; los hombres que nos cuidaban me empezaron a golpear para que no me quejara. Se llevaron a mi bebé y hasta el momento no sé a dónde», dijo.

Las mujeres son secuestradas en grupos, vendidas a traficantes por poco más de 300 dólares, «dependiendo de qué tan bonitas estén», según denunció una de ellas, al explicar que son asesinadas a golpes si se niegan a obedecer.

Muchos de los 200.000 extranjeros que ingresan anualmente de manera ilegal a México para tratar de llegar a Estados Unidos son víctimas de extorsión, secuestro y asesinato.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos documentó entre 2009 y 2011 unos 20.000 secuestros de migrantes.