El 5 de octubre de 2014 se desarrollarán en Brasil elecciones generales. Los cargos que se disputan giran en torno a la elección de diputados locales, nacionales, senadores y la principal decisión será votar por quien ocupe durante los próximos años la presidencia de la República Federativa del Brasil.
La presidenta Dilma Rousseff parecía encaminada a una reelección fácil hasta que el 13 de agosto, el candidato socialista Eduardo Campos, que estaba detrás en las encuestas, murió en un accidente de avión. Una semana más tarde, su compañera de fórmula, la ecologista Marina Silva, anunció su candidatura a la presidencia en reemplazo del fallecido candidato. Antes del fatídico accidente aéreo, cuyas circunstancias están aún por esclarecer, el candidato Campos y su partido no pasaban, tal y como recuerda la BBC en un análisis reciente, del 9 por ciento en los sondeos, lo que le hacía estar por detrás de la presidenta Rousseff (38%) y de Neves (23%). Estos últimos solo le han dedicado a Campos palabras de agradecimiento por su labor política.
Bajo el lema «Eduardo presente, Marina presidente», la candidata socialista aparece en las encuestas con una intención de voto que iguala o pasa a la que conseguiría Dilma en segunda vuelta. Esta evolución en las preferencias del electorado se produce en medio de un pobre desempeño económico de Brasil en los últimos meses. El país más grande y más poblado de América Latina se encuentra oficialmente en recesión desde hace poco.
Dilma Rousseff continúa siendo la candidata favorita de los pobres, gracias a las políticas llevadas a cabo por el Partido de los Trabajadores, que sacaron de la pobreza a millones de brasileños en la última década
Silva, de marcado carácter izquierdista, negra, de 56 años y evangelista, representa un perfil novedoso en la política brasileña. Como señala el investigador del Instituto Elcano, Carlos Malamud, su elección viene refrendada por el auge de la influencia evangélica en Sudamérica. ¿Y quién votaría a Silva? Según la encuesta de Datafolha y que recoge la agencia Notimex, el perfil del votante de Silva es joven, cosmopolita, con estudios superiores y con una renta superior a la media del país. Es decir, este coincide con el retrato de los manifestantes que se opusieron al Mundial organizado por la FIFA y que demandaban mejoras sociales en lugar de «dispendios excesivos» en estadios de fútbol.
Después de unirse al Partido de los Trabajadores a mediados de los años 80, el 1 de enero de 2005, el presidente Luis Inacio Lula da Silva la nombró Ministra de Medio Ambiente. Ella renunció al cargo en 2008 debido, entre otros factores, a una disputa con la ministra de Energía en ese entonces, Dilma Rousseff sobre la explotación hidroeléctrica en el Amazonas.
Por otra parte Aecio Neves candidato del partido socialdemócrata brasileño (PSDB), al que las encuestas llegaron a señalar como rival de Rousseff en una posible segunda vuelta antes de la muerte de Campos, sigue perdiendo apoyo, pero pudiera resultar determinante en una eventual alianza con Marina en esa fase de la elección evitando la victoria del PT.
La otra gran crítica persistente sigue siendo el gasto público, el monto de gastos previsto por los 25.000 candidatos que intervendrán en la próxima compulsa sería también suficiente para financiar durante siete décadas el pago de salarios de los 594 diputados y senadores y para realizar casi tres Mundiales de fútbol. Los gastos esperados para los comicios suponen además un aumento del 400 por ciento frente al total registrado en las elecciones de 2002, entre tanto, Brasil espera por un nuevo destino.
Por Daniel Merchán M
@Daniel_Merchan en Twitter.