WASHINGTON. Los niños tratados con antibióticos de amplio espectro antes de los dos años sufren mayor riesgo de padecer obesidad infantil, reveló un estudio éste lunes.
La investigación publicada en la revista pediátrica de la asociación médica estadounidense (JAMA) halló un vínculo entre la obesidad y los antibióticos, que si bien eliminan las infecciones bacterianas también matan la microflora intestinal.
Expertos del hospital de niños de Filadelfia analizaron los registros de cerca de 65.000 niños que fueron tratados entre 2001 y 2013 y siguieron durante cinco años a los que fueron seleccionados para el estudio.
Más de dos tercios de los niños estudiados tomaron antibióticos antes de los dos años. En ellos, el aumento en el riesgo de obesidad varió de 2 a 20% y fue particularmente notorio entre los niños que habían sido tratados con antibióticos cuatro o más veces antes de esa edad.
Los que recibieron antibióticos de amplio espectro, que ataca un gran número de bacterias, también tuvieron más riesgos de sufrir problemas de obesidad en su infancia.
«No se observó una asociación entre la obesidad y los antibióticos de espectro reducido», indicó el estudio, que describió el uso de los de amplio espectro en niños de menos de dos años como «uno de los factores» que inciden en la obesidad.
El estudio pidió que se emitan directrices para limitar el uso de antibióticos y la preferencia por los medicamentos de espectro reducido.
El uso desmesurado de los antibióticos de amplio espectro también ha sido vinculado a la emergencia de bacterias resistentes a los medicamentos.
En años recientes, las autoridades sanitarias estadounidenses han estado urgiendo a los médicos a reducir sus prescripciones de antibióticos y han intentado educar a los padres para que no intenten curar virus comunes con ellos.
«Este estudio ofrece otra razón de peso para considerar cuidadosamente el uso de antibióticos y evitarlo siempre que sea posible», dijo Patricia Vuguin, pediatra endocrinóloga del Centro Médico Infantil Cohen en New Hyde Park, Nueva York.
«Si bien el estudio es sólido, no pudo considerar otras variables que pueden haber contribuido al riesgo de obesidad, como la dieta, el ejercicio y la historia de obesidad de la familia», añadió Vuguin, quien no estuvo involucrada en la investigación.