El furor por la autonomía o independencia según algunas perspectivas, parece cobrar vida en ciertas regiones del mundo en los últimos tiempos, Escocia, Tíbet, Groenlandia, Hong Kong, Kurdistán, Chechenia, País Vasco, Cachemira, Véneto, Quebec, Trentino, Catalunya, etc. son parte de las regiones que reclaman su espacio propio en la geopolítica moderna, y con ello han protagonizado férreas batallas sociales, políticas y jurídicas por establecerse paso a paso ante la comunidad internacional.
Escocia decidió rechazar la independencia y permanecer en el Reino Unido en un referéndum histórico y multitudinario celebrado recientemente, en el que la opción del “No” se impuso por diez puntos al “Sí”, tras un intenso debate que dividió a los escoceses y forzó al gobierno británico a comprometerse a otorgar más poderes de autogobierno. Los unionistas consiguieron algo más de 2 millones de votos, un 55,3%, frente a los 1,6 millones de los separatistas, un 44,7%, según los datos oficiales, la participación fue del 84,5%, una cifra jamás antes registrada en Escocia, sin embargo, muchos de los nacionalistas creen que la independencia de Escocia se acabará alcanzando y es solo una cuestión de «cuándo» esto va a ocurrir.
Otro caso resaltante es la capacidad ejemplar de atracción y de emulación del nacionalismo escocés sobre el catalán, que se ha multiplicado desde que el Gobierno de Reino Unido aceptó en enero de 2012 el principio de la celebración de un referéndum acerca de la posible independencia de Escocia.
La independencia de la región de Cataluña está cruzada por aspectos económicos, políticos y culturales que se remontan a finales del siglo XIX. Ahora, la crisis económica sumada a varias disposiciones recientes del gobierno de Mariano Rajoy en el sentido de una re-centralización del país, han reavivado los ánimos independentistas de la que es la región más rica de España.
Multitudinarias movilizaciones en 2010, 2012 y 2014 han puesto de manifiesto que ya no se trata de una minoría que busca la soberanía, sino que España enfrenta a un movimiento catalán transversal que afecta a todas las clases y sectores sociales, y que podría alcanzar una mayoría. Es este hecho el que ha forzado al gobierno y al parlamento catalán a comenzar un proceso político en el que el pueblo de Cataluña decida en un referéndum si desea quedarse o no bajo la órbita del gobierno de Madrid.
La respuesta del gobierno central no se hizo esperar, y contó con el firme respaldo de la Unión Europea (UE), la cual recordó una vez más que en caso de separarse de España Cataluña quedará automáticamente fuera del bloque.
En el fondo de este rebrote soberanista hay algo más que se pone en juego no sólo para Cataluña sino también para toda España. Se trata de la mismísima Transición y los pactos de la Moncloa, que terminó con el régimen dictatorial de Francisco Franco dando lugar a un gobierno constitucional. En dicho período, se definieron los estatutos autonómicos del territorio español.
De los temas motivantes del deseo popular por la independencia de Cataluña, el económico es el más complejo y seguramente el más trascendental. Hay un dicho catalán que dice: la pela es la pela (el dinero es el dinero). Siempre han existido movimientos independentistas, pero en el momento en que la crisis económica de 2008 afectó profundamente a Cataluña, los ojos de todos los catalanes se abrieron y prestaron atención a hechos que antes se pasaban por alto. Cataluña y el País Vasco, son el motor económico de España. Y en Cataluña hay la creencia que España, en palabras coloquiales, le roba dinero o, en palabras más formales, que hay espolio fiscal.
Otro plano interesante es el deportivo, Barcelona y Espanyol dos grandes atractivos de la región, no jugarían la Liga española si se independiza Cataluña, y no lo harían por los siguientes motivos: la Ley del Deporte recoge en una disposición adicional que solamente hay un Estado no español que puede jugar la Liga o competiciones oficiales españolas y es Andorra.
Mientras tanto la Generalitat (nombre del gobierno catalán) se prepara para asumir el desafío independentista en medio de divisiones internas y opiniones encontradas, con miras a convertirse en un nuevo estado europeo pero con las trabas naturales de la legalidad de futuras consultas electorales, e incluso con la gran barrera de no ser reconocido internacionalmente, por lo menos no al comienzo, lo que plantea seria dudas en muchos que no están dispuestos a pagar una apuesta de esa magnitud, por lo que ahora solo resta esperar, pues en Cataluña, amanecerá y veremos.
Daniel Merchán M
@Daniel_Merchan en Twitter.