Santo Domingo. Reporta el periódico Digital Dominicanoshoy.com que grupos empresariales del Cibao y la región Este del país se han reunido en dos ocasiones, con la finalidad de conformar sus propios agentes de seguridad, los cuales tendrán la labor de defenderlos de la abrumante delincuencia existente en la República Dominicana, pues entienden que la Policía Nacional no tiene la capacidad, ni cuenta con el entrenamiento personal y logístico para hacerlo.

Delincuentes mataron personas



Una fuente de irrefutable crédito informó a DominicanosHoy que los empresarios contrataron una compañía de Israel para entrenar a militares dominicanos activos y retirados, además de personas con habilidades para dicha labor.

Los hombres de negocios están preocupados por la forma inadecuada en que las autoridades están manejando la situación de la inseguridad ciudadana y el narcotráfico, el cual consideran ha calado en todas las esferas del país, incluyendo la militar, policial, empresarial y política.



El informante, de cual se reserva su identidad, sostuvo que los empresarios están decididos a conformar un “escuadrón de seguridad”, para defender sus familias, negocios y la ciudadanía en general: “La delincuencia es tal en las zonas del Cibao y en el Este, que esa gente está asustada y obligada a instituir este grupo de agentes.

“No se trata de desafiar a las autoridades ni nada por el estilo, lo que pasa es que hay que defenderse y ni la Policía ni las Fuerzas Armadas tienen la capacidad para hacerlo”, agregó el declarante.

La razón
La delincuencia en la República Dominicana ha roto todos los límites moralmente permitidos, siendo el problema más grande que tiene actualmente la nación. Los dominicanos estamos presos en nuestra propia libertad, ya que en estos momentos es imposible estar tranquilos y salir a la calle sin tener la preocupación de que un antisocial lo asalte y despoje de sus pertenencias, ya sea una cartera, un carro, prendas, o algo tan simple como un celular.

La mayor preocupación en el país es que estos hacedores del mal lleguen a matar una persona solo por una prenda material, sin tener la más mínima consideración del valor de la vida humana. Los robos, atracos y secuestros están a la orden del día, ante una sociedad que mira con frustración como se ha perdido la seguridad ciudadana que tanto presumían en años pasados.

La prensa local está plagada de titulares que reflejan el alto índice de delincuencia e inseguridad que vive el país. Atracos a bancos, robos a negocios, asesinatos, secuestros de empresarios y personas adineradas, ajustes de cuentas y el sicariato, son varios de los tantos actos delincuenciales que se ven a diario.

Para nadie es un secreto que muy poco se ha hecho para enfrentar este cáncer que consume a la sociedad dominicana; la ola de criminalidad es tan alta y alarmante que muchos creen que el gobierno debe declarar el problema como de prioridad 1-A, incluso por encima de los apagones y de la carestía de los alimentos.

Estadísticas

Varios estudios regionales sobre los índices de criminalidad sitúan a República Dominicana como uno de los países más violentos y con mayor tasa de homicidios. El último publicado en junio pasado, por el Índice de Paz Global y divulgado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP, por sus siglas en inglés), otorga el puesto número 94 a este territorio, dentro de los estados más violentos de América Latina.

En el renglón de número de homicidios por cada 100 mil habitantes, Uruguay es el país menos violento, ubicado en la posición 24, seguido de Chile (31), Costa Rica (40), Panamá (56), Argentina (60), Cuba (65), Nicaragua (66), Brasil (81), Ecuador (83), Bolivia (86), Haití (92) y República Dominicana (94).

Otro estudio dado a conocer por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el primer cuatrimestre de este año, asegura que entre los 47 países clasificados para esta investigación, República Dominicana está entre las seis naciones con la percepción más baja en seguridad ciudadana. Comparada con estas naciones, fue el sexto país con más casos de homicidios, con 25 muertes por cada 100 mil habitantes, solo fue superado por Sudáfrica (31.8), Guatemala (38.5), Belice (41.4), El Salvador (69.2) y Honduras (92.6).

Actualmente, la tasa de homicidios en la nación dominicana es de 23 por cada 100 mil habitantes.

Un estudio publicado este año por el Observatorio Político Dominicano resalta cómo han ido evolucionando los homicidios desde el año 2008 hasta el pasado año. Explica que en 2009 se redujeron y hubo 19 casos menos que en el 2008.

Para el 2010, el comportamiento se revirtió en montos significativos y la investigación citada señala que en términos absolutos, hubo 97 homicidios más que en 2009. Para el año 2011, continuó la tendencia alcista con una tasa de crecimiento de 1.6 por cada 100 mil habitantes.

En sentido general, la tasa de homicidios se mantuvo prácticamente estática durante los años 2008-2011, en 25 homicidios. En 2012 se redujo a 23, pero actualmente se mantiene oscilando entre 23 y 24%.

PN sin recursos, sin entrenamiento y corrupta
Tanto la Policía Nacional como la Dirección Nacional de Control de Drogas son insuficientes y hasta ineficaces para contener el creciente número de delitos que se registra en el país. Se habla y se ha demostrado que los criminales están mejores armados y entrenados que los mismos uniformados.

Recientemente se publicó en los medios que de los 30 mil policías que están registrados, 15 mil de estos asignados a generales, funcionarios, empresarios, políticos y demás, a quienes les sirven de escolta, choferes, muchachos de mandados y baña perros.

La Policía Nacional no cuenta con recursos ni equipos para ejecutar su misión de forma adecuada; los vehículos que poseen no son aptos y para colmo los agentes son vistos por la población como corruptos, y hasta más peligrosos que los mismos delincuentes.

Muestra de esto es el alto número de uniformados que son expulsados y sometidos a la justicia acusados de pertenecer a bandas de atracadores, organizar secuestros, realizar robos a bancos u otros negocios y hasta de proteger y colaborar con narcotraficantes.