Santo Domingo. Muchos veíamos al economista y comunicador Jaime Aristy Escuder como un hombre de bien, recto y creíble. Un hombre con amplios conocimientos en materia económica que nutria sobre muchos temas de interés nacional a un público que le seguía independientemente de su simpatía política.
Jaime se había ganado con su accionar el respaldo de un amplio sector de nuestra sociedad, apoyo que vino a raíz de su lucha para que se esclareciera el uso de los recursos del Estado por el caso ¨Sun Land ¨ por parte del senador Félix Bautista. Un caso que nunca ha sido aclarado por la justicia dominicana que envuelve la supuesta malversación de 112 millones de dólares.
En su libro “El lado oscuro de la Sun Land”, Jaime Aristy aporta documentos que abalan su denuncia y por el cual fue sometido a la justicia en Estados Unidos por el senador Bautista. El juicio llegó a su final fruto de un acuerdo entre los abogados de Félix Bautista y el señor Escuder. En dicho acuerdo la parte denunciante reconoce que con posterioridad a la publicación surgieron documentos que aclararon imprecisiones que contiene el libro y toma conocimiento de decisiones judiciales en la República Dominicana, como la resolución 03093, según la cual “no se ha producido transgresión de ninguna de las normas que revisten punibilidad”.
Reconocer que hubo imprecisiones y arribar a un acuerdo para no continuar el juicio contra Félix Bautista indudablemente le da la razón al senador, aunque hoy Jaime quiera decirle al pueblo que le apoyó de manera contundente que no se retractó de lo denunciado en su libro.
Félix Bautista quien goza de gran astucia dio a conocer esta semana la información del acuerdo que había sido firmado hace más de dos meses y por el cual Aristy Escuder guardaba pleno silencio. Pero por qué sale Félix en este momento a dar la cara con ese acto de magia, simplemente por las investigaciones que está haciendo el procurador General de la República Dominicana, Francisco Domínguez Brito, que dicho sea de paso eso no llegará a ningún lado, es simplemente otra estrategia gubernamental para desviar la atención de otros casos, como por ejemplo lo es el de los Súper Tucanos.
Da pena, el caso de Jaime Aristy, cuando un comunicador pierde su credibilidad debe buscar otro oficio fuera de los medios.
Caramba Jaime, Caramba, ¿te arrodillaron o te arrodillaste?