Cada 31 de octubre se celebra Halloween en todo el mundo. Las maneras de celebrar estas fechas van desde niños disfrazados pidiendo dulces, pasando por un sin fin de fiestas de disfraces, hasta relacionarla con temas de brujería y oscurantismo. Pero, ¿cómo nace esta fiesta tan popular?
Según la entrevista realizada al P. Steve Grunow, CEO del blog Word on Fire, el origen de esta fiesta es católica, no étnica ni nacionalista. “Ciertamente hay apropiaciones regionales de las fiestas de la Iglesia, y Halloween no es una excepción”, explicó.
Para Grunow, el Halloween es la celebración pagana que nace de la víspera de la fiesta de todos los santos. Como se recuerda, la Iglesia Católica celebra el 1º de noviembre como el día de todos los santos y dos de noviembre como el día de todos los difuntos.
“La verdadera sustancia de Halloween pertenece a la Iglesia. Halloween (o «All Hallows Eve») es la vigilia de la fiesta para la celebración de la conmemoración pública eclesial de Todos los Santos”, señaló Grunow en su amplio artículo que ha sido publicado por el Portal Aleteia.
“La fiesta (de Halloween) estaba dirigida a culminar en un culto solemne, tras el cual se volvía a la rutina de la vida. Por desgracia, la Iglesia ha entregado la fiesta a la cultura laica. Ha sucedido con Halloween, está sucediendo con la Navidad”; señaló el prelado.
Hay algunas personas que han llegado a creer que hay alguna asociación de Halloween con una fiesta pagana llamada Samhain, pero yo he llegado a comprender que esta asociación es más una coincidencia que la realidad.
Respecto a las costumbres que son específicas del catolicismo, es todo más o menos derivado de los tipos de cosas que se encuentran en las festividades públicas de la cultura católica. En este sentido, el Martes de Carnaval es probablemente el mejor punto de referencia. Pensamos en el Martes de Carnaval y sus fiestas como en un día específico, pero lo habitual es que este fuese el clima festivo que tenía lugar con gran frecuencia durante el año eclesial. Piense en todas las costumbres asociadas con Halloween como si fueran un Martes de Carnaval antes del día de Todos los Santos, y creo que tendrán una perspectiva respecto a todos los excesos y payasadas. La fiesta estaba dirigida a culminar en un culto solemne, tras el cual se volvía a la rutina de la vida. Por desgracia, la Iglesia ha entregado la fiesta a la cultura laica. Ha sucedido con Halloween, está sucediendo con la Navidad, informa eleteia.org, en su portal.
– ¿Qué piensa usted de la tendencia de los padres a boicotear Halloween pensando que es demoniaco? ¿Qué les diría si ellos le dicen algo así? No sólo pensando en la seguridad o salud de los niños al mantenerlos en casa, sino una oposición frontal a algo que se cree satánico o aterrorizador?
Hay mucho que es desagradable en de la celebración contemporánea de Halloween. ¿Qué tiene que decir el enfoque singular sobre la violencia, el horror y la muerte sobre nuestra cultura? El Halloween católico tradicional colocaba estas realidades en el contexto de la victoria de Cristo sobre el pecado, la muerte y el diablo. La versión secularizada actual de la fiesta no tiene contenido salvífico y se ha desatado de sus amarras teológicas. Se parece mucho a un festival de la muerte para una cultura de la muerte, y por eso puedo entender por qué los padres pueden estar preocupados.
Pero ¿cuál es la respuesta adecuada a una cultura de la muerte? ¿Guardar la Iglesia a puerta cerrada o dejarla salir al mundo? Creo que es hora de que los católicos acepten las libertades religiosas que esta cultura afirma ofrecerles y hacer públicos sus propios festivales – y hacerlo de manera espectacular y con una gran cantidad de fervor público. ¿Qué nos detiene? ¿Qué tememos que vaya a pasar? La reticencia y el miedo que caracteriza a los católicos está costando a la Iglesia su cultura única, y está permitiendo a la cultura de la muerte que florezca. Halloween no debe ser un día en que nuestras iglesias se oscurecen y los cristianos se refugian en las sombras, sino un día de llenar la oscuridad con la luz de Cristo y de salir a la cultura, invitando a todos a la preparación para la fiesta de Todos los Santos con toda la alegría que podamos conseguir.