México. El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, partió ayer a una gira comercial de seis días a China y Australia dejando atrás a un país conmocionado y unas enfurecidas protestas por la posible masacre de los 43 estudiantes desaparecidos.

Peña nieto



«No atender un evento como éste sería actuar con irresponsabilidad», argumentó Peña Nieto durante una escala de su viaje a China efectuada en Anchorage (Alaska, Estados Unidos).

En Pekín, el presidente participará en la cumbre de APEC y después realizará una visita de Estado a China. Posteriormente asistirá a la cumbre del G20 en Brisbane (Australia).



Desde que asumió la presidencia en 2012, el mandatario ha tratado de que la atención de México se enfoque en sus ambiciosas reformas económicas que le han granjeado prestigio internacional.

Pero la desaparición de los estudiantes la noche del 26 de septiembre en Iguala (Guerrero, sur), tras ser brutalmente atacados por policías locales, devolvió al país al drama de la violencia que marcó a su predecesor Felipe Calderón.

Peña Nieto afronta la peor crisis de su presidencia y su partida ha sido duramente criticada tanto por opositores como por familiares y compañeros de los estudiantes.

El viaje «es una burla, demuestra su falta de calidad moral jugando con los sentimientos y la dignidad de 43 estudiantes», dijo este domingo a la AFP Juan González, estudiante de la escuela para maestros rurales de la comunidad Ayotzinapa (Guerrero, sur) a la que pertenecen los desaparecidos.

Amnistía Internacional también reprochó al presidente que su viaje demuestra «poco interés en hacer frente a la grave situación de derechos humanos en México».

Peña Nieto sostiene que la violencia ha bajado desde que asumió el poder pero más de 100.000 personas han sido asesinadas o desaparecidas desde que Calderón lanzó en 2006 su combate militar contra los cárteles. La inmensa mayoría de esos crímenes están impunes.


– Polémica por lujosa casa –

Cuando ya volaba a China, el presidente se vio envuelto en otra controversia en México.

El sitio de noticias de la periodista mexicana Carmen Aristegui informó que la primera dama firmó un contrato en 2012 para la compra de una lujosa casa en Ciudad de México propiedad de una firma mexicana.

Esta firma participa en un consorcio, encabezado por la compañía China Railway Construction Corporation, que el 3 de noviembre obtuvo la licitación para construir el primer tren de alta velocidad en México y América Latina por más de 3.700 millones de dólares.

Sólo tres días después, de forma abrupta, Peña Nieto decidió revocar esta concesión tras cuestionamientos de la oposición sobre la transparencia del proceso de licitación, en el que ese consorcio fue el único postor.

La oficina de Peña Nieto reaccionó al reporte recalcando que la vivienda fue adquirida únicamente por la primera dama, la popular exactriz de telenovelas Angélica Rivera. La investigación del sitio Aristegui Noticias valoró la propiedad en siete millones de dólares.

– Ataque al palacio –

México vive una irritación sin precedentes recientes contra su clase política que ha alcanzado al presidente, contra quienes algunos manifestantes lanzaron gritos de «fuera» durante una protesta la noche del sábado.

Esa multitudinaria y pacífica manifestación acabó con el ataque de un pequeño grupo radical al emblemático Palacio Nacional, en el corazón de Ciudad de México.

Una veintena de manifestantes trataron de derribar con vallas metálicas la puerta principal de este edificio colonial e incluso consiguieron prenderle fuego brevemente a la entrada arrojándole cócteles molotov.

La manifestación, que terminó con 14 detenidos, fue antecedida por otra fuerte protesta frente a la sede de la gobernación del estado de Guerrero, en la ciudad de Chilpancingo, donde estudiantes incendiaron una decena de vehículos.

«No se puede exigir justicia actuando con violencia», recalcó Peña Nieto.

El crimen de Iguala, que para Human Rights Watch es uno de los más graves de la historia reciente de América Latina, dejó al desnudo la profundidad de la infiltración del crimen organizado en autoridades mexicanas.

La Fiscalía anunció el viernes que sicarios narcotraficantes, aliados de los policías y el alcalde de Iguala, han confesado que asesinaron a los estudiantes, quemaron sus cadáveres y arrojaron los restos a un río.

Las familias se niegan a creer que este haya sido el final del atroz crimen hasta que se lo confirmen con pruebas los peritos argentinos independientes de su confianza.

Los angustiados familiares permanecen recluidos en la escuela de Ayotzinapa, reconocida por su ideología socialista.

El domingo recibieron la visita solidaria de personas que les prepararon comida así como de universitarios y activistas que les leyeron poemas y cartas redactadas por niños y les cantaron canciones. Algunos de los padres agradecieron el gesto entre lágrimas.