España. Un grupo de investigadores españoles inició este martes los trabajos de búsqueda de la tumba del poeta Federico García Lorca, fusilado en 1936 por la tropas franquistas en el sur de España, tras el fracaso de un primer intento en 2009.

Garcia Lorca



«Hemos empezado a quitar los más de dos metros de tierra que fueron agregados» en los años 1990 con la intención de construir un estadio de fútbol, explicó a la AFP el historiador Manuel Caballero, mientras observaba trabajar a la excavadora en un campo de la pequeña localidad de Alfacar, 9 km al norte de Granada.

Tras esta fase, de unos cinco o seis días, «es cuando empieza realmente el trabajo arqueológico de localizar y delimitar los posibles pozos que hemos detectado con el georradar», precisó el impulsor de un proyecto iniciado hace más de cuatro años y financiado ahora por el gobierno regional andaluz.



Junto al historiador trabajaban el martes un antropólogo y dos arqueólogos, pero en unos días deben llegar expertos de la universidad inglesa de Notthingham y de las españolas de Zaragoza, Valencia, Granada y el País Vasco, para formar un equipo de una veintena de personas.

En dos semanas «se podría localizar ya algún resto humano», considera Caballero, convencido de que «aquí hay una fosa de la guerra civil» española (1936-1939).

Las excavaciones se realizan a unos 400 metros del lugar donde en 2009 se habían buscado sin éxito los restos del poeta, nacido en 1898 y fusilado en los primeros días de la guerra por su pertenencia a la república, y de los tres hombres que murieron junto a él.

De principios de noviembre a mediados de diciembre, los arqueólogos habían excavado una amplia extensión sin encontrar ninguna fosa, solo un lecho de roca a 40 cm de la superficie.

Tras cuatro años de verificaciones históricas a partir de testimonios y tras sondear la zona con un georradar que «evidenció anomalías geofísica que coinciden totalmente», Caballero está convencido de haber encontrado el emplazamiento correcto, pese a la dificultad de reconocer un terreno alterado por el proyecto de construcción de un estadio que nunca vio la luz.

«Contamos con testimonios orales como los del propio general Nestares, que ha estado aquí con nosotros», explica sobre «el hijo del capitán Nestares, jefe de los guardias de asalto encargados del fusilamiento» en 1936.