Canadá. Llegó la era de la ropa inteligente: muy pronto, un pijama o una simple camiseta podrán, gracias a sensores integrados en sus fibras textiles, alertar de ataques cardiovasculares y comunicarse con servicios de emergencia en tiempo real.
Según una investigación publicada el miércoles por la Universidad Laval en Quebec, Canadá, estos textiles inteligentes son «capaces de captar la información biomédica de las personas que los usan y transmitirla» a través de redes inalámbricas a centros de socorro o de análisis.
En pocos años, la ropa inteligente tendrá numerosas aplicaciones posibles, pero la mayor parte estarán destinadas a fines médicos y de geolocalización. Por ejemplo, los niños secuestrados o perdidos podrán ser localizados rápidamente a través de los sensores de sus ropas, explicó a la AFP Jeff Viens, director de transferencia tecnológica de la cátedra de innovación y fotónica de Canadá (CERCP).
«Los textiles tendrán muchas funciones» y, al pasar por la mediación de internet, la ropa se convertirá en una «plataforma de comunicación y una fuente de información», agregó.
«Una aplicación posible será la detección de un problema cardíaco, que permitirá alertar a la emergencia cuando una persona sufre un infarto durante el sueño», según este investigador.
Esta tela podría capturar otras informaciones, como los niveles de glucosa, la actividad cerebral o los movimientos y coordenadas espaciales.
El equipo de investigación dirigido por el profesor Younes Messaddeq elaboró esta «fibra textil superponiendo varias capas de cobre, polímeros, cristal y plata».
La fibra, que cumple funciones de sensor y de antena a la vez, «es fuerte y maleable y puede ser tejida, estar hecha con lana o algodón», indicó la Universidad de Laval.
Todavía falta unir algunos cabos sueltos antes de que la ropa inteligente esté disponible comercialmente. Por ejemplo, aún es necesario desarrollar la conexión de las telas a las redes inalámbricas o resolver el tema de la alimentación eléctrica, explicó Younes Messaddeq.
Otro detalle no menor será «asegurarnos de que la tela sea lavable y que resista a los detergentes», añadió el profesor.